Crisis en #Cuba: “La pobreza pasa: lo que no pasa es la deshonra”

Es muy dura la situación económica que está sufriendo el pueblo de Cuba. Por ejemplo, con los apagones eléctricos.

Ninguna gestión pública es perfecta, menos aquella que se realiza, como en la Isla, bajo una guerra sin cuartel contra todas sus fuentes de ingresos.

Pero cuando, desde campañas perfectamente dirigidas en las redes sociales, se ataca al Gobierno cubano porque –nos dicen- “no reparó las centrales termoeléctricas en el año 2021”, es conveniente recordar ciertas cosas.

Hace un año, sin ingresos por turismo y remesas, prohibidas estas por orden de Donald Trump, con más de doscientas sanciones añadidas al bloqueo, Cuba debió invertir sus poquísimos recursos -insuficientes para comprarlas en el mercado- en crear vacunas propias contra la Covid.

La prioridad fue salvar la vida de la gente. Manteniendo, a la vez, millones de salarios sin producción y todos los servicios básicos.

¿Los resultados? Por un lado, una tasa de letalidad por Covid-19 que es, hoy, la mitad de la del continente; por otro, un enorme déficit fiscal, inflación y la desaparición de las inversiones imprescindibles para el mantenimiento del parque industrial, incluyendo las centrales eléctricas.

Los próximos meses serán cruciales, de resistencia. Y también de clarificación: servirán para retratar a cada quien. Porque, como dijo José Martí, “La pobreza pasa: lo que no pasa es la deshonra”.

Reportajes de viajes y el laberinto de una #Cuba indescifrable +(video)

Vaya a la sección de viajes de un periódico. De “El País”, por ejemplo (1). Descubrirá las “playas caribeñas, gastronomía y patrimonio” de Yucatán (2). El “Puerto Rico más musical” (3). El “hervidero cultural y étnico” de Trebisonda, Turquía (4). Las “ocho razones por las que Chicago merece un viaje”, entre ellas ver “la cárcel más curiosa”, porque tiene “las ventanas tan estrechas que no necesitan barrotes” (5). Cárcel “curiosa” excepto para los presos que habitan en ella, imaginamos. Y sobre Colombia, descubriremos Cali, “la capital de la salsa”, entre muchos otros materiales (6).

No encontraremos un solo comentario sobre la situación social o política en dichos lugares. Ni una sola referencia a las protestas sociales en Puerto Rico (7); a la violencia con armas de fuego en Chicago, ciudad de EEUU con el mayor número de homicidios (8); o a las 145 personas asesinadas en Colombia por su defensa de los derechos humanos, el pasado año (9). Nada de política. El tono debe ser neutro, amable para viajeros y viajeras.

Ahora entren, en esa misma sección y medio, a un reportaje de viajes… a Cuba. Y verán cómo cambia el cuento. La periodista Maruxa Ruiz Del Árbol narraba en “El País” su última visita a la Isla, con un título sugerente: “Regreso a una Habana siempre indescifrable” (10). Tan indescifrable que dedicaba casi un tercio de un reportaje sobre turismo a la situación política y social y a las “protestas civiles (…) contra el Gobierno” cubano de julio de 2021. Eso sí, sin mencionar ni una sola vez el bloqueo económico o las doscientas sanciones impuestas por EEUU al país en los últimos años, 50 de ellas en pandemia, causa de la situación de desabastecimiento que generó aquellas protestas (11).

El texto incluía, además, un entresacado para ensalzar al “Movimiento San Isidro”, que –leemos- “agrupa a jóvenes artistas” y “periodistas independientes” opuestos a las “medidas represivas del Gobierno de la isla”. ¿Hablar sobre sus conexiones probadas con la embajada de EEUU (12) (13)? ¿Mencionar que uno de sus líderes, Maykel Osorbo, pidió a Donald Trump el bloqueo naval y la invasión a Cuba (14)? Ni palabra.

Pero sí nos asegura que en Cuba hay “persecución ideológica” y una “fortísima cultura del chivatismo”, que “ha hecho que los cubanos sean (…) reacios a hablar en confianza fuera de sus círculos estrechos”.

¿Reacios a hablar las cubanas y cubanos? ¿A expresarse, a quejarse, a disentir (15)? Si quieren saber algo de Cuba antes de visitar, por primera vez, a ese país, por favor, no se dejen guiar jamás por “reportajes para viajeros” como los del diario “El País”. O seguirán sin salir del laberinto de su “Cuba indescifrable”.

#Biden: Caos dentro,agresividad fuera

Mientras trata de arreglar dentro de casa el caos de toda índole que le dejó Donald Trump, Joseph Biden ha estado eliminando las esperanzas de que Estados Unidos aminore en algo su agresiva política exterior.

Cierto que la pésima política sanitaria del anterior presidente ha causado una hecatombe de tal magnitud que ha hecho que Estados Unidos sea la nación en el mundo con el mayor número de infestados y muertes a causa de la epidemia del nuevo coronavirus.

Ha sido una pésima herencia, al tiempo que no ha podido aún contener los brotes de violencia racistas que emanan de diversos sectores de la sociedad norteamericana, debido a la represión ejercida por el cuerpo policial y grupos supremacistas blancos fuertemente armados y que se sienten protegidos por una élite que dobla sus cuentas multimillonarias, en medio de una recesión que hace que muchos padezcan hambre, no tengan viviendas y estén condenados a  una pronta muerte en la nación más rica del mundo.

Recordemos que tras haber superado los violentos intentos de Donald Trump para evitar su asunción presidencial, el nuevo mandatario tuvo un mejor panorama para tapar los parches de la débil democracia norteamericana, al ganar los demócratas los dos puestos del Senado en disputa en Georgia, un estado generalmente republicano, pero que en la elección presidencial había votado por Biden.

Los demócratas, que ya controlaban la Cámara de Representantes, tienen la paridad de puestos en el Senado, 50-50, pero la Constitución dice que la vicepresidenta Kamala Harris desempata cualquier situación.

Independientemente de lo que el establishment dominante diga lo que hay que hacer en la política exterior, la interna es sumamente compleja y demanda un presidente que, al contrario de Trump, gobierne para todos los norteamericanos y no para la clase dominante, ni exacerbe el odio y el racismo, ni sea capaz de indicar la utilización de la fuerza en favor de sus intereses personales.

Así asumió la dura tarea de que se vacune a todos los habitantes de su nación con vacunas anti-COVID-19, logró que se ayudara financieramente a muchos estadounidenses que perdieron su trabajo por culpa de la pandemia, envió a la Vicepresidenta a negociar con los mandatarios de México, Guatemala, Honduras y El Salvador un convenio para tratar de lograr una migración adecuada y enfrenta ahora a elementos racistas que mantienen al país dividido.

Tiene un plan ambicioso para mejorar las condiciones acerca de la justicia, la educación y la salud, entre otros acápites, muy difíciles de poner en marcha mientras persista la gravedad de la epidemia.

LA OTRA CARA

Pero en política exterior, la cuestión se mantiene inalterable y hasta peor en algunos sectores.

Cierto que hay una actitud diferente en relación al regreso de EE.UU. al convenio sobre el Cambio Climático, volver a considerar con Rusia el mantenimiento del tratado nuclear START-3 y conversar con Irán sobre el acuerdo referente a esa materia que Trump abandonó.

Pero ha mantenido una política agresiva respecto a Rusia, China, el propio Irán, con cada vez más sanciones, expulsión de diplomáticos y hasta ejercicios militares en las cercanías de las fronteras de los que considera sus principales eminentes, además de obligar a países con gobiernos sumisos que tomen igual actitud al respecto.

En estos momentos, tropas norteamericanas se están instalando en Ucrania, muy cerca de la frontera rusa, barcos de guerra navegan próximo a China, refuerza militarmente a las bases instadas en el norte sirio -de donde EE.UU. roba el petróleo-, mantiene impertérritas la política de bloqueo contra Cuba y Venezuela, además de repaldar los planes agresivos del Comando Sur en territorio colombiano para desestabilizar al Gobierno Bolivariano.

Agentes de la inteligencia han recibido nuevas encomiendas para volver a intentar el derrocamiento del gobierno boliviano, en lo que se contempla la escisión de la nación suramericana, con el fin de apoderarse de sus riquezas.

Quizás aún se espere que algo cambie y no para mal, pero no podemos ilusionarnos con alguna que otra superficialidad.

El caos aún sigue dentro, pero su atención no evita que la agresividad se mantenga, y aumente, fuera.

#Racismo en EEUU: Discriminados pese a lucir uniforme militar.

“La raza en Estados Unidos pesa más que nuestros títulos profesionales y que los honores que recibamos”.

Una paramédica asiste al teniente Caron Nazario tras ser rociado con gas pimienta y golpeado por la policía en una gasolinera de Windsor, Virginia, el 5 de diciembre del 2020

Los policías apuntaron sus revólveres al individuo, que lucía un uniforme que lo identificaba como teniente del ejército y tenía los brazos arriba, mientras permanecía sentado en su camioneta bajo un sol brillante en una gasolinera.

Dos agentes habían detenido al teniente Caron Nazario en una carretera rural de Virginia y le insistían en que se bajase del auto. Nazario, un hispano de raza negra, no se movía y les preguntaba “¿cuál es el problema?”.

“¿Sirvo al país y así me tratan?”.

“Sí. ¿Sabes algo? Yo también soy un veterano” de las fuerzas armadas, le dijo el agente Joe Gutiérrez. “Y sé obedecer”. Nazario dijo que tenía miedo de bajarse del auto, a lo que Gutiérrez respondió: “Debes tenerlo”.

Después de algunos minutos, los agentes usaron gas lacrimógeno, golpearon a Nazario en las rodillas para tirarlo al suelo y lo esposaron. Nunca fue acusado de nada.

La semana pasada circularon por primera vez videos del incidente, ocurrido en diciembre, filmados por las cámaras de los agentes y por el teléfono celular de Nazario, y generaron estupor. Fueron visto millones de veces. Nazario demandó a los dos agentes, aduciendo que violaron sus derechos constitucionales. Gutiérrez fue despedido.

El episodio es una prueba de que las personas de raza negra no están exentas de ser maltratadas por la policía incluso si lucen uniformes militares. Además, hay una larga historia de violencia contra soldados de minorías, cuyo servicio militar es visto por algunos como una provocación.

“Creo que el uniforme ya no provoca tanto como en otras épocas, pero tampoco te protege”, declaró Bryan Stevenson, director ejecutivo de la Equal Justice Initiative (Iniciativa por la Justicia Social), de Alabama. “Hay gente que se siente provocada por los progresos de una persona de raza negra… Se genera una cierta necesidad de humillar y exigir obediencia”.

Miles de personas de raza negra que sirvieron en la guerra civil y las dos guerras mundiales fueron hostigadas por sus servicios, agredidas o incluso linchadas, según un informe del 2017 de la Equal Justice Initiative.

Una de ellas fue el sargento Isaac Woodaard, que peleó en la Segunda Guerra Mundial. Regresaba a su casa en un autobús en 1946 y un policía blanco de Carolina del Sur lo sacó del vehículo a la fuerza y le dio una golpiza, dejándolo ciego.

En 1962 el soldado Roman Ducksworth murió baleado por la policía en un autobús en el que viajaba de Maryland a Mississippi, donde vivía. El conductor llamó a un policía blanco

para que despertase a Ducksworth, quien se había quedado dormido, según Jerry Mitchell, fundador de Center for Investigative Reporting (Centro de Periodismo de Investigación) de Mississippi. Hubo un forcejeo y el agente le disparó y mató a Ducksworth.

“El color de su piel pesó más que su condición de soldado”, dijo Mitchell. “Así ha sido a lo largo de la historia”.

Rossano Gerald, un sargento del ejército de raza negra que demandó a la patrulla de carreteras de Oklahoma tras ser detenido mientras viajaba con su hijo en su auto en 1998, dijo que el episodio de Nazario demuestra que no ha cambiado nada.

“Hay que seguir recordándole a la gente que esto no se ha ido”, expresó Gerald, a quien le dieron una compensación de 75.000 dólares tres años después del incidente. “Tenemos que pelear por nuestros derechos”.

Gerald cree que su condición de soldado aumentó el deseo del policía de mostrar su poder.

“Para mí, quería dejar en claro que él mandaba”, dijo Gerald, un veterano que ha sido condecorado por sus servicios, en una entrevista.

Gerald no lucía su uniforme el día del incidente, pero mostró su identificación militar y su licencia de conducir, y les pidió los agentes que llamasen a su superior, según los protocolos militares.

Los agentes, sin embargo, lo colocaron junto con su hijo en un patrullero mientras inspeccionaban varias veces su auto. Un agente le preguntó a su hijo de 12 años si había armas en el vehículo y cateó al pequeño, según la demanda.

Los agentes no encontraron drogas y le dieron a Gerald una multa por no poner la luz al cambiar de carril.

En el caso de Nazario, “el hecho de que luzca el atuendo más emblemático, el uniforme militar de Estados Unidos, no representa nada”, afirmó K. Nyerere Turè , profesor de justicia penal de la Universidad Quinnipiac.

Turè , un expolicía, cuenta que una vez fue detenido por la policía de Georgia, cuando lucía su uniforme militar, por manejar ocho kilómetros (cinco millas) por encima del límite de velocidad.

“Me di cuenta de que (su detención) no tenía nada que ver con las necesidades policiales”, expresó Turè. “La raza en Estados Unidos pesa más que nuestros títulos profesionales, que los honores que recibamos”.

Cinco continentes contra el #bloqueo de #EE. UU. a #Cuba

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El presidente Díaz-Canel agradeció a los compatriotas en la emigración y los amigos de todas las nacionalidades

Caravana contra el bloqueo en La Habana

Amanece en Cuba. En unos lugares es sábado y en otros, domingo. Pero cuando el sol salió este 27 y 28 de marzo, en más de 50 países de los cinco continentes muchas organizaciones, movimientos y personas solidarias con Cuba levantaron sus voces para denunciar el bloqueo económico, comercial y financiero que ejerce Estados Unidos contra nuestra economía y desarrollo nacional durante más de medio siglo.

Una gran caravana de blanco, azul y rojo, colores de la bandera cubana, llevó un fuerte mensaje a través de fronteras físicas y digitales: el bloqueo es cruel, y urge derogar las sanciones de EE. UU., reabrir la embajada de Washington en La Habana y restaurar el programa de reunificación familiar entre cubanos.

El resto del mundo debía escuchar. Joe Biden, al frente de la Casa Blanca, debía escuchar. Y, para lograrlo, había que estar unidos.

Por eso, desde inicios de este año, se lanzó, a través del canal solidario Europa por Cuba, en YouTube, la convocatoria a esta jornada global.

En febrero de 2021, esta iniciativa tuvo como antecedente propuestas semejantes en ee. uu. y Canadá, aunque las caravanas comenzaron hace nueve meses en Miami. 

La toma del poder en Estados Unidos, el 20 de enero, del presidente Joe Biden, aumentó los reclamos en tierra estadounidense y a nivel global, para que se retome el acercamiento con Cuba y se revierta la intensa agresividad de Donald Trump, cuya administración dejó, como cruel, ilegítima y arbitraria herencia, más de 240 medidas para recrudecer esta política de asfixia.

LA PELEA POR LO JUSTO NOS UNE

El Presidente cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, destacó, en su perfil de Twitter, que este fin de semana, en medio centenar de ciudades de todo el mundo, habría caravanas, y agradeció a los compatriotas en la emigración, amigos de todas las nacionalidades. «La pelea por lo justo nos une», escribió.

«Es muy importante lo que está sucediendo, una demostración de que crece la comprensión sobre el carácter criminal de ese bloqueo y su intento de asfixia económica a nuestro país», señaló Fernando González, presidente del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (icap) y Héroe de la República de Cuba.

Según comentó, el sábado, al menos 31 países de Europa, África y América Latina se sumaron a las muestras de solidaridad; mientras que el domingo se incorporaron movilizaciones en Estados Unidos, Canadá y Latinoamérica, principalmente.

«En un momento de la historia en el que se fomenta tanto odio y se usan las tecnologías modernas de comunicación para difundir sentimientos irracionales, los mensajes de amor, solidaridad, apoyo y comprensión adquieren mucha importancia», dijo, y añadió que la fuerza de esta iniciativa «no podrá ser ignorada».

AMÉRICA: ENTRE MÁS CERCA,MÁS FUERTE EL LATIDO

Desde La Habana, la Unión de Jóvenes Comunistas de Cuba convocó a extender el impacto de esta jornada global. Así, este domingo, desde las diez de la mañana, tuvo lugar una caravana joven que fue desde el muelle flotante, en la Habana Vieja, hasta el Torreón de la Chorrera. La iniciativa agradeció el gesto solidario de otros países. 

Una jornada fuerte de apoyo y comprensión desarrolló, por ejemplo, el Movimiento de Amistad y Solidaridad Mutua Venezuela-Cuba. «La Mayor de las Antillas cuenta con la admiración de los pueblos del mundo y, sobre todo, de aquellos países donde está presente la mano amiga, solidaria y de humanidad del pueblo cubano», comentó a la prensa el activista Yhonny García Calles, quien anunció una videoconferencia para denunciar las agresiones económicas de EE. UU. y su financiamiento a agrupaciones mercenarias.

Grupos en Nicaragua, Costa Rica, Honduras, Dominica, Ecuador, Chile, El Salvador, México, Argentina y Brasil, entre otras naciones, también se pronunciaron en contra del bloqueo. 

En un comunicado, desde Dominica, se expresó: «Los patriotas cubanos somos los mismos dentro y fuera de nuestro país».

Desde Perú, en tanto, se alzó el mensaje de la Coordinadora Nacional de Solidaridad con Cuba, el colectivo de intelectuales Solicuba y el Partido

Comunista-Patria Roja: «Un pueblo con conciencia es indoblegable, míster Biden. Cese su pérfida agresión contra Cuba».

En Rosario, Argentina, lugar de nacimiento del Guerrillero Heroico Ernesto Guevara, miembros de la Multisectorial de Solidaridad con Cuba y la Patria Grande también mostraron su rechazo a esta política injerencista.

Miami se sumó a la caravana mundial que reclamó el cese del bloqueo de EE. UU. a Cuba en 54 ciudades alrededor del mundo, publicó este domingo en Twitter la Embajada cubana en el país norteño.

La fuente diplomática detalló que protagonizaron esta marcha cubanos residentes y personas de grupos solidarios. También recordó que las 242 medidas de la administración de Trump persisten, lo que limita el intercambio académico y científico, y priva al pueblo estadounidense de recibir los beneficios de productos biotecnológicos y farmacéuticos cubanos.

EUROPA: CUANDO SE HACE JUSTICIA, NO IMPORTAN LAS BAJAS TEMPERATURAS

Bajo el frío tremendo de Europa, amigos de Cuba realizaron actos públicos, escaladas a colinas, y compartieron mensajes en redes sociales, como muestra de su posición contra las agresiones estadounidenses.

En Francia, Italia, Rusia, Suecia, Irlanda, Bélgica, Alemania, Suiza, España y Reino Unido, entre otras naciones, igualmente se reportaron actividades.

En la explanada del Atomium de Bruselas, cubanos residentes en Bélgica y organizaciones de solidaridad corearon Cuba Sí, bloqueo No, y Con Cuba no te metas.

Desde Alemania, organizaciones de izquierda promovieron acciones como el acto en la Puerta de Brandeburgo, en Berlín, donde también se recordó a los líderes comunistas Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht, precisó el sitio de la Cancillería.

Fue especialmente significativo lo sucedido en los campos aledaños a Moscú, donde se elevó un globo aerostático con la imagen del Che Guevara y el mensaje de ¡Abajo el bloqueo! El embajador cubano en ese país, Julio Garmendía, compartió las emotivas imágenes en Twitter.

En Suiza, en tanto, denunciaron a los bancos que se han negado a realizar operaciones con la nación caribeña, por el temor a ser sancionados por la política extraterritorial estadounidense. 

Mientras, frente al Centro de Convenciones, sede provisional del Parlamento en Dublín, Irlanda, parlamentarios y miembros de la solidaridad reiteraron su rechazo al cerco contra nuestro archipiélago.

ÁFRICA SIEMPRE ENTRAÑABLE

En África, activistas de Angola, Sudáfrica, Namibia, Gambia y Túnez participaron en la gran jornada de solidaridad. Un recorrido en vehículos portadores de carteles con mensajes a favor de Cuba, fue realizado en la localidad de Kilamba, Angola.

Desde la capital de Namibia, Windhoek, también se vio el paso de una caravana por la Avenida Independencia y la calle Fidel Castro, con banderas de los dos países y carteles de condena al bloqueo.

«Nos unimos a todas las personas amantes de la paz en el mundo para, junto a ellos, luchar contra el cerco económico, comercial y financiero que le impone Washington a la isla caribeña», subrayó en un mensaje la Asociación de Amistad Gambia-Cuba, según refirió el sitio de la Cancillería.

La Asociación de Cubanos de Egipto, igualmente, emitió una declaración, en la que se lee que «en pleno siglo xxi debe primar la cooperación internacional y el diálogo para enfrentar los retos comunes que afectan a los países».

ASIA: EL PODER DE LOS MEDIOS CONTRA EL BLOQUEO

El poder de los medios de comunicación para ampliar el alcance de la denuncia de Cuba contra el bloqueo fue evidente desde Asia, donde las representaciones diplomáticas cubanas multiplicaron la verdad de nuestra nación desde esas latitudes.

En días cercanos a esta movilización mundial, desde la embajada de Cuba en China se sostuvo un encuentro con 20 corresponsales de 13 medios chinos y extranjeros, para abordar el amplio rechazo internacional a la política hostil estadounidense y su recrudecimiento más reciente en el contexto de la pandemia.

La misión estatal de Cuba en Tailandia se unió a la caravana internacional Puentes de Amor, que exigió poner fin al bloqueo.

Históricamente, la causa de Cuba contra el bloqueo ha tenido muchas personas de buen corazón unidas en la lucha contra tan absurda política. Este 2021, en medio de una pandemia de proporciones insólitas, la crisis agravada que vive la Isla debido al empeño injerencista estadounidense, ha vuelto a convocarlas, y su alcance ha sido mundial.

POSCOVID-19: Un paseo por los mundos Futuros

El desafío es enorme, pero también es posible celebrar esta aventura veloz hacia lo desconocido

La covid-19 nos cambió, aunque todavía no sabemos si solo de manera transitoria o si la transformación ha sido
para siempre. FOTO: BBC

Hemos aprendido nuevas formas de cuidado y de sociabilidad. Tanto el aditamento, como su nombre de sonoridad extraña (el nasobuco), se han instalado en las vidas de una a otra parte del país; en todas las geografías del archipiélago, en todos los sectores de la sociedad, a toda hora. Al uso del nasobuco se han sumado prácticas como el establecimiento de distancias físicas entre personas, el lavado frecuente de las manos con jabón o su desinfección con hipoclorito o soluciones con más de un 70 % de concentración de alcohol. Junto a ello, no son pocos los que –a la entrada de la casa– han instalado un pediluvio (¡otra palabra nueva!) o al entrar dejan allí el calzado que utilizan.

La #COVID-19 nos cambió, aunque todavía no sabemos si solo de manera transitoria (el poco más de un año que llevamos en el interior de la pandemia es un leve pestañazo dentro de la historia humana), o si la transformación ha sido para siempre; en todo caso, la sacudida resulta tan universal, omnicomprensiva y simultánea, que no tenemos otro remedio que permanecer pendientes de las noticias (respecto a lo que mejora o no), y conversar sobre las esperanzas o certezas que tenemos (a propósito de tratamientos o vacunas). Esto supone la existencia de conexiones (no importa si las vemos o no), a propósito de las diversas intensidades que puede alcanzar la relevancia del trastorno, según su duración e impacto en las economías, la sociabilidad, las formas de comunicación, los procesos de transmisión-consumo de cultura, la enseñanza-aprendizaje, los lugares de residencia, etc.

Hace unos días, una amiga me envió un artículo en el cual se comenta brevemente el pronóstico que –para el año corriente– la revista inglesa The Economist elaboró el pasado mes de noviembre. El texto se aventura a imaginar algunas cosas que, según los expertos convocados, cambiarán para siempre, y de las cuales elaboramos un todavía más apretado resumen: incremento del trabajo a distancia, desaparición de la oficina como espacio físico localizado y su sustitución por asistentes digitales, desaparición de grandes congresos y otras megarreuniones sustituidas por encuentros virtuales, incremento de transformaciones en el espacio doméstico para hacerlo más «amigable» para trabajar a distancia, incremento de la oferta de bienes y/o servicios a domicilio o en línea (disminuye la obligación de presencia física para compras, reservaciones, gestiones de diverso tipo, etc.), obligación de inversiones permanentes en infocomunicación, reducción de la fuerza laboral directa y aumento en el uso de Inteligencia artificial y robotización, multiplicación de modelos híbridos de enseñanza-aprendizaje (en línea-presenciales), disminuye el uso/compra de ropa elegante y aumenta para la ropa casual, crecimiento del comercio en línea y cierre de grandes cadenas de tiendas, mayor atención a los problemas de salud mental. La publicación también imagina severos daños para las economías de pequeños países dependientes, además de un aumento del desempleo, de brechas en la educación y disminución en el envío de remesas de inmigrantes hacia naciones subdesarrolladas.

Leer cuidadosamente lo anterior, analizar, contrastar, comentarlo con amigos es un buen ejercicio para pensar qué y cuánto hemos aprendido desde que empezó la actual pandemia, pero también cuál relación establecer entre las realidades de nuestro presente y la intención con la que fue escrito el texto que comento. Dicho de otra forma, para poder responder (primero) en qué nos ha cambiado la COVID-19, con cuáles consecuencias y –además de ello– ¿cuáles transformaciones futuras van a ser inevitables?, ¿cuáles deseables?, ¿en qué modo vamos a participar de esa dinámica de cambios hacia donde, al parecer, está derivando ya gran parte de la humanidad?

Si bien, en un país como el nuestro, respuestas evidentes al impacto las vemos en el enorme esfuerzo desplegado por los investigadores del sector biotecnológico, la fabricación y/o reparación de ventiladores para pacientes necesitados de oxígeno, o en la reparación/creación de equipamiento electrónico para realizar tests, el párrafo anterior apunta a transformaciones para las que la pandemia es un disparador, pero que deberán extender su acción y alcances de todo tipo mucho más allá de los actuales puntos críticos.

Si lo anterior es cierto, entonces la realidad de los próximos años está siendo cambiada a nuestro lado con cada nueva oleada de la pandemia, cada jornada de confinamiento a que la cantidad de contagios obliga, cada vez que son autorizados, únicamente, los empleos

considerados esenciales, o son suspendidos cursos en instituciones de enseñanza o actividades sociales en el espacio público. En este contexto, mientras que los eventos derivados de la negatividad de la pandemia ejercen presión en dirección al retardo y/o a la intensificación de la crisis, en paralelo a ello la creatividad y el espíritu de innovación funcionan como una fuerza opuesta que neutraliza la caída y posibilita la superación, recuperación y adaptación al mundo que vendrá.

Es aquí –cuando, a nuestro alrededor, están siendo creadas, puestas a prueba y negociadas las herramientas de la transformación futura que provoca el comentario– donde corresponde estudiar, pensar, calcular, organizar, diseñar, con una enorme amplitud de visión todos los modos en los que podremos nosotros insertarnos en esos cambios que vienen, y que se van a traducir en modificaciones de la vida cotidiana, la circulación en las ciudades, los usos y consumos del tiempo libre, el accionar de las escuelas, las modalidades del trabajo, el peso de la electrónica y las infocomunicaciones en el espacio doméstico y, entre otros muchos efectos, la interacción social. Todo esto, en un amplio espectro que lo mismo comprende la creación de nuevos programas informáticos que de aparatos electrónicos, cambios en las expectativas para ir de vacaciones o hacer salidas de casa, maneras de realizar una compra, procedimientos de acceso a entidades e instituciones de todo tipo, la planificación de caminatas dominicales, el aumento de los desechos domésticos, o el crecimiento notable de los negocios especializados en transportación de todo tipo de mercancías u objetos.

El desafío es enorme, pero también es posible celebrar esta aventura veloz hacia lo desconocido, a la vez que se murmura: caramba, ¿quién lo iba a decir?, ¡qué interesante!

#Cuba-#EE. UU.: La indignidad de unos pocos no puede contra la buena voluntad de muchos

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Un show anticubano, preparado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, la misma que no dijo una palabra sobre los crímenes de los golpistas que arrebataron la presidencia ganada en las urnas por Evo Morales en Bolivia, en 2019, y que es ciega y sorda a cuanto crimen comete la derecha en América Latina, se suma a los intentos de enrarecer y paralizar cualquier acercamiento entre Cuba y EE. UU.

Connotados vividores del negocio de la contrarrevolución fueron convocados al evento de la OEA, un espectáculo deprimente de la mentira y la manipulación que se repite, en medio de un clima que tiende a la fuerza y a la prepotencia como método en las relaciones internacionales.

Encuestas, con intenciones nada imparciales, promueven resultados desfavorables al acercamiento, mientras el pueblo cubano a ambos lados del estrecho de la Florida sufre las consecuencias de una política incierta y perturbada por las ambiciones de unos pocos políticos estadounidenses, que se ufanan en seguirse presentando como cubanoamericanos.

Propalan falacias, introducen proyectos de leyes contra Cuba, amenazan, comprometen, compran conciencias y hacen uso de todas las triquiñuelas heredadas de sus antepasados de la Isla, cuando gobernaban como república bananera los destinos del país antes de enero de 1959.

Como colofón de las indignidades, Marco Rubio y Bob Menéndez presentaron una resolución bipartidista que rinde homenaje a los mercenarios de la brigada 2506; algo inaudito si no viniera de tamaños personajes.

A nadie en su sano juicio se le ocurriría rendir homenaje a la derrota. No fue solo la capitulación de un ejército en combate, se trata de la indignidad de un grupo de mercenarios que, si hizo despliegue de algo, no fue precisamente de valor; de la ignominia de hombres que, al servicio de una potencia extranjera, agredieron a su tierra, en abril de 1961; gente que, en el momento amargo de la rendición, se hicieron pasar por cocineros y sacristanes para intentar esconder su papel de apóstatas disfrazados de soldados.

La siembra intencionada del odio a la que se ha consagrado un grupo de políticos de la mafia anticubana, contrasta con la posición mostrada por ciudades, organizaciones y políticos estadounidenses, que buscan el acercamiento entre las dos naciones. Recientemente, líderes demócratas y republicanos del sur de Florida instaron al presidente Joe Biden a reanudar el envío de remesas a Cuba.

En una carta enviada a la Casa Blanca, los firmantes, entre ellos el alcalde de Coral Gables, Raúl Valdés-Fauli, señalan que se trata de un asunto que requiere «atención urgente sin importar las inclinaciones políticas» por el daño que causa al pueblo cubano.

La suma de indignidades y los aires de odio que soplan desde Washington y Miami, no pueden apagar la voluntad de la mayoría de los cubanos y de millones de estadounidenses que desean un mejoramiento de las relaciones entre Cuba y EE. UU. Confiamos en que, sobre la ambición y la prepotencia de algunos, primen la inteligencia y el humanismo.

Contra los colores del odio

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El compromiso de los cubanos por la erradicación definitiva del racismo y la discriminación, que perviven en nuestra sociedad, no es retórico sino visceral y consciente, tal como se expresa en el Programa Nacional adoptado en noviembre de 2019 y cuyas acciones, paso a paso, abordan el problema, bajo un enfoque integral y articulado con todos los factores de la sociedad

Obra de Choco, un artista que ha reverenciado a la cultura africana.
Foto: Obra de Choco, un artista que ha reverenciado a la cultura africana.

Si el mundo fuera otro, no tendríamos que dedicar cada año una jornada a una batalla por ganar contra una de los más graves atentados a la dignidad humana: la discriminación racial. Haríamos, eso sí, un alto para evocar la memoria de las decenas de sudafricanos de piel oscura masacrados por la policía en la localidad de Sharpeville el 21 de marzo de 1960 cuando se manifestaban contra las leyes del régimen del apartheid.

Sin embargo, el color de la piel sigue siendo un estigma e injustificado y criminal pretexto para promover acciones de odio. O para considerar que unos hombres y mujeres son mejores o superiores que otros y otras, lo cual, por supuesto, esconde comportamientos dictados por graves diferencias económicas y sociales en un planeta mayoritariamente dominado por las implacables reglas del capital.

A diario se multiplican evidencias abrumadoras. El escandaloso asesinato de George Floyd el año pasado por un policía, ante la mirada impertérrita de los colegas del agente, saltó a la luz pública como un símbolo de la persistencia del racismo en las entrañas de la sociedad estadounidense.

Hay mucho más de algo que, tomando en préstamo el título con que el cineasta ruso Mijail Romm caracterizó la naturalización de la ideología fascista, pudiéramos llamar el racismo corriente. La BBC divulgó a mediados del 2020 un estudio acerca de cómo las afroestadounidenses tienen tres veces más probabilidades de morir al dar a luz que las mujeres blancas. En Nueva York, el riesgo es incluso ocho veces superior. Además, la mortalidad infantil en los bebés negros también es casi tres veces mayor que en los recién nacidos blancos. Al dar a conocer la investigación, el medio de prensa apostilló: «Una historia que devela los tentáculos de la discriminación».

Por esos mismos días se filtró una noticia sencillamente atroz. Un cementerio de Luisiana, se disculpó después de negarse a enterrar a un agente de policía local negro por una directriz de hace décadas que solo permitía que se sepultara en él a personas blancas. La junta del cementerio Oaklin Springs se reunió para cambiar su contrato tras la indignación desatada por la regla de acoger «solo personas blancas». La viuda del agente Darrell Semien, calificó como una «bofetada en la cara» el que no le dieran acceso a una parcela para su esposo «por ser negro». El presidente de la junta señaló que no eran conscientes de esta «horrible» política.

No basta con que un negro haya accedido a la Casa Blanca ni una mujer de piel oscura ocupe la vicepresidencia, ni que sean visibles rostros negros o mulatos en el Senado y la Cámara de Representantes o en las cúpulas militares o en las élites empresariales. Ni que maquillen la inexistente igualdad de oportunidades detrás de las estadísticas de las denominadas acciones afirmativas. El racismo corriente es una realidad y no solo se trata del racismo antinegro. Los ciudadanos de origen latino, particularmente los migrantes, lo saben y tienen muchas historias que contar.

Al igual que los asiáticos, diana del racismo y la xenofobia. No olvidar que el hasta hace poco presidente de Estados Unidos, Donald Trump, echó leña al fuego al nombrar repetidamente al SARS-COV-2, como el virus chino. Una coalición rastreó en ese país más de 2 800 incidentes de odio contra asiáticos entre marzo y diciembre de 2020. Según un reporte de la agencia Efe fechado el último 26 de febrero, el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, se mostró preocupado por el aumento de ataques contra asiáticos, y señaló que la ciudad está intensificando sus esfuerzos para enfrentarse a este tipo de crímenes. «Todas las comunidades han sufrido, pero ha habido mucho dolor sobre todo en la comunidad asiático-estadounidense», dijo Bill de Blasio en una rueda de prensa. «Porque además de sufrir del propio coronavirus, además de perder a sus seres queridos y sus negocios, la gente se ha tenido que enfrentar a una discriminación y un odio horrible», agregó.

El racismo corriente corroe al mundo. Sharpeville duele de otras maneras. Escuchen la voz de Eugene Kourama, un guineano asentado en Madrid: «Hace falta parar esa falsedad que Occidente se ha creído: porque las leyes dicen una cosa y la realidad pinta otra, muy negra, para nosotros. Hace falta educar en igualdad, romper los estereotipos que apuntan que un negro con capucha es un hombre peligroso. (…) Europa y todo el mundo tienen que agradecernos. Hoy, por surtir esas fruterías y ayer por lo que hemos hecho por la humanidad. Nuestras abuelas lucharon aquí y murieron aquí por las libertades de todos, se levantaron por la igualdad, en América, en África o en Europa. Nosotros lo seguimos haciendo. Nosotros somos los hijos de esas gentes que soñaron que éramos iguales. Porque todavía aquí, hoy, un negro solo importa si es espectacular. No hay que ser Obama, no hay que ser el mejor baloncestista del mundo para tener derechos. Los derechos humanos son de todos».

El compromiso de los cubanos por la erradicación definitiva del racismo y la discriminación, que perviven en nuestra sociedad, no es retórico sino visceral y consciente, tal como se expresa en el Programa Nacional adoptado en noviembre de 2019 y cuyas acciones, paso a paso, abordan el problema, bajo un enfoque integral y articulado con todos los factores de la sociedad.

El objetivo está claro. En días pasados el presidente Miguel Díaz Canel Bermúdez proclamó en las redes sociales: «Soñar y continuar un país: Programa contra el racismo y la discriminación racial, tema de todos, de negros, blancos, mulatos. Tema de nacionalidad. Necesitamos acciones a favor de personas que han sido marginadas o maltratadas en diferentes contextos. Cuba es mestiza».

«Plantados» busca desde #EE.UU. sumarse a subversión contra #Cuba

Plantados busca desde EE.UU. sumarse a subversión contra Cuba

El reciente estreno de la película ‘Plantados’, dirigida por Lilo Vilaplana desde su exilio en Estados Unidos, tiene como propósito sumarse a la campaña de subversión contra Cuba, según publicó el diario Granma.
En el artículo titulado ‘Plantados, otro bodrio contra Cuba’, su autor el periodista Rolando Pérez Betancourt refirió que el filme presenta una imagen propagandística y unidimensional del tema abordado, sin aludir a las causas de las condenas a prisión de sus protagonistas.

Según el texto, otro de los objetivos de los realizadores es responder al argumento de ‘La red avispa’, filme del director, guionista y crítico de cine francés Olivier Assayas, pues presentó ‘héroes verdaderos opuestos a los mandamientos del imperio’.

Pérez Betancourt advirtió como, en 24 horas, la película fue difundida en las redes sociales, fenómeno ‘inusual para un filme de estreno, y costoso, que debiera seguirse presentando en festivales del mundo para tratar de venderse y recuperar fondos’.

El autor también recordó lo sucedido con la cinta ‘La ciudad perdida’, realizada en 2005 por Andy García y Guillermo Cabrera Infante, calificada por la crítica internacional de ‘cinematográficamente nula’ con ‘diálogos inacabables, mal escritos, sin vínculos entre sí’.

En el campo artístico, consideró el crítico de cine cubano que ‘Plantados’ resulta ‘un pésimo melodrama que confunde los tiempos narrativos, divide a los protagonistas en buenos, muy buenos y malos sanguinarios, con diálogos verbalistas que buscan la efectividad con cada expresión’.

Asimismo, señaló que el guión es reiterativo, lleno de lugares comunes, con música sensiblera y escenas de golpizas y asesinatos en centros penitenciarios y campos de trabajo, trama que cubre la mayoría de sus casi dos horas de metraje.

‘La contrarrevolución ha perdido, durante más de 60 años, sus propósitos de reconquista a sangre y fuego, y maniobras de todo tipo, y ahora recurre al consabido gato por liebre que le proporciona la ficción de un filme para rearmar, sentimentalmente, los hechos a su conveniencia’, argumentó.