Develan escultura del #Granma en Tuxpan a 67 años de su partida a #Cuba

Ciudad de México, 5 dic (Prensa Latina) Una hermosa escultura que replica al Yate Granma fue develada en Tuxpan, Veracruz, lugar de donde salieron los expedicionarios que acompañaron a Fidel Castro a iniciar la lucha guerrillera en Cuba.

La ceremonia se realizó la víspera con la presencia del embajador de Cuba, Marcos Rodríguez, el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez, la senadora Gloria Sánchez y el alcalde tuxpeño, José Manuel Pozos, quienes participaron también en un homenaje al Apóstol de la Independencia, José Martí, autor intelectual del asalto al Cuartel Moncada.

En sus palabras de agradecimiento por tan hermoso y emotivo acto, el embajador Rodríguez elogió la bella reproducción del yate conseguido por Antonio del Conde, el Cuate, realizada con gran premura y exquisita calidad por escultores cubanos y el apoyo de trabajadores mexicanos que lo hicieron posible.

A nombre del gobierno y pueblo cubanos dio las gracias a México por la obra y dijo que el Granma está de nuevo listo par zarpar al igual que su original en la Avenida de las Misiones en La Habana, y por eso México vuelve a estar presente en esta conmemoración.

Coincidentemente, recordó, un 25 de noviembre Fidel emprendió otro viaje como este, tenía que volver al yate Granma, su partida no podía ser un día cualquiera porque solo los grandes hombres deciden cuándo partir y cómo seguir luchando.

No saldría esta vez de Tuxpan ni con rumbo a Cuba sino que navegaría a la inmortalidad, por eso está hoy aquí con nosotros y su imagen imperecedera nos seguirá guiando en esa amistad entre México y Cuba, agregó.

Recordó fragmentos de un discurso de Fidel Castro en la Plaza de la Revolución el 2 agosto 1985 en el cual el Comandante en Jefe expresó que en el caso de México hay en Cuba una tradición de victoria y amistad que no tiene igual con ninguno otro pueblo de América Latina.

Nuestras luchas han estado muy vinculadas a las de México. ¿Dónde habríamos podido organizarnos si no hubiera existido México? Allí nos organizamos y de allí partimos, pero nuestro fuerte sentimiento y de amistad y cariño no se basa solo en la historia pasada, sino también en la presente.

Fidel Castro: “Si salgo,llego; si llego,entro; si entro,triunfo” (En video, Testimonio de Fidel, Raúl y Almeida sobre el desembarco del Yate Granma)

#Granma #Cuba #FAR #FidelCastroRuz #RaulCastroRuz #JuanAlmeidaBosques #Revolución Cubana

Una de las fechas más heroicas que tiene la Revolución Cubana es la del 2 de diciembre de 1956, cuando se produce el desembarco del yate Granma, marcando un inicio en lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista y un camino hacia el triunfo de la Revolución Cubana.

A 66 años de esa hazaña el Sitio Fidel Soldado de las Ideas y Cubadebate recuerdan el hecho a través de las memorias descritas por el Comandante en sus discursos.

¿Cómo fue la travesía del yate «Granma» desde México hacia Cuba?

El yate Granma, cuando cruzó desde Tuxpan hasta la zona del golfo de Guacanayabo, en siete días, navegando un promedio de ocho millas —ahora me dicen que arreglaron los motores y está corriendo el Granma 16 millas—, pero en aquel tiempo nosotros, por toda artillería, disponíamos de un fusil antitanque, con cinco balas.  Esa era nuestra artillería; no tenía peine aquel fusil antitanque; podía disparar porque se les podían poner una a una las balas, y toda nuestra esperanza estaba en defendernos con aquel fusil antitanque si nos encontrábamos algún guardacostas, alguna fragata, y también con los fusiles de infantería.

El yate Granma, les voy a contar que a las 24 horas más o menos de haber zarpado, es decir, al día siguiente de haber zarpado —nosotros zarpamos en horas de la madrugada—, y aproximadamente en horas del mediodía, cuando estábamos a unas 100 millas de la costa más cercana, comenzó a hacer agua; y comenzó a hacer agua de una manera que, realmente, a nosotros, que no éramos muy marinos y no entendíamos mucho de esas cosas, nos parecía peligroso. Y es lo cierto que el agua ya llegaba al piso, y entonces las bombas no funcionaban; y con cubos, rápidamente, organizando una cadena, comenzamos a sacar agua del Granma.

Y nosotros nos decíamos: ¿Qué hacer en estas circunstancias?  Entonces, nos estuvimos como una hora contemplando la lucha contra el agua, para ver si era más la que salía con nuestros cubos y nuestras cadenas, o la que entraba, antes de tomar una decisión.  Y, realmente, al cabo de una hora, se comenzó a ver que había disminuido algo así como una pulgada, muy difícil de percibir por el movimiento de las olas, pero que se vio que estábamos ganando la lucha contra aquel peligro que se nos había presentado. (1)

¿Cómo se seleccionó la tripulación del yate Granma?

El número de hombres en el Granma era de 82, algunos restantes no pudimos traerlos. ¿Saben cómo hicimos al final la lista aquella de la selección? Por orden, por supuesto, de los que tenían más experiencia, más práctica, etcétera, etcétera, y al final había como 15, más o menos, en la misma categoría, y entonces dijimos: ¿Para llevar el mayor número qué hacemos? Y los escogimos por el peso y el tamaño: los más chiquiticos de toda nuestra tropa fueron al final escogidos, y se quedaron tres o cuatro gordos —se lo advierto—; esos no vinieron, y después no había quien los convenciera de por qué no los habían traído, y sencillamente no se habían traído porque donde venía uno cabían dos, y para llegar a 82 en el Granma tuvimos que hacer eso. (2)

¿Cuál es la relación entre el levantamiento del 30 de noviembre y el desembarco?

Los compañeros de Santiago de Cuba lanzan el levantamiento el día 30 porque, según los cálculos que habíamos hecho, llegábamos en cinco días; pero había un cálculo que únicamente alguno de ustedes, de los que estudian matemática o ingeniería naval o algo, hubiera podido hacer mejor que nosotros, porque es que probamos el barco en aguas tranquilas y, además, con poca tripulación. Nadie sabía lo suficiente como para darse cuenta de que, al montar 82 hombres en aquel barco, que eran unas cuantas toneladas de hombres, más las armas, agua, combustible, alimentos, aquel barco iba a disminuir mucho su velocidad. No solo disminuyó su velocidad, sino que por poco se hunde porque, además, había una tempestad la misma noche que salimos, el 25 de noviembre, aquella era una cáscara de nuez bailando en el golfo de México. Y, efectivamente, se estaba hundiendo, empezó a hacer agua. Todavía nadie sabe bien cómo fue que se salvó el barco, y nosotros, desesperadamente, sacando agua, la cosa fue muy sencilla según comprendimos después, al hundirse más el barco con el peso, las tablas que quedaban normalmente fuera del agua estaban menos herméticas y empezó a entrar agua por allí, pero con la propia humedad del agua se fue cerrando la brecha al expandirse las tablas y, por fin, después de horas, ganamos la batalla de que el barco no se hundiera. Y así en esas condiciones se emprendió nuestro regreso, de noche, de madrugada.

Pero es el hecho de que cuando se produce el desembarco precedido por el levantamiento del 30 de noviembre, al no producirse la coincidencia —y ese era uno de los riesgos de tratar de seguir una táctica de coincidencia exacta, porque cualquier incidente te retrasa en el mar, y eso fue lo que nos pasó— nos retrasamos dos días y, en consecuencia, se produce el levantamiento dos días antes. Todo el ejército cayó sobre la gente de Santiago, y después que dominaron el levantamiento todo el ejército cayó sobre nosotros. De modo que no se logró la fórmula más feliz en esa coordinación. (2)

¿Cómo se produce el desembarco del yate Granma aquel 2 de diciembre de 1956?

Fidel Castro entra en la Bahía de La Habana con el yate Granma junto a Raúl y otros expedicionarios durante su última travesía, antes de ser preparado para exponerlo permanentemente en el Museo de la Revolución, 24 de febrero de 1984.

Veíamos la costa cercana y visiblemente baja. Se ordena al capitán enfilar directamente hacia ella a toda máquina. El Granma toca fango y se detiene a 60 metros de la orilla. Desembarco de hombres y armas. Duro avance por el agua sobre fango movedizo que amenazaba tragarse a los hombres sobrecargados de peso. La orilla era aparentemente sólida, pero metros después un terreno fangoso similar al anterior en extensa laguna costera se interponía entre el punto de arribo y la tierra sólida. Casi dos horas duró la travesía de aquel infernal pantano. Acabando de arribar a terreno firme, se escuchan ya los disparos de un arma pesada contra el área de desembarco en las proximidades del solitario Granma. Había sido avistado y comunicada su presencia al mando enemigo, que reaccionó de inmediato atacando por mar la expedición y ametrallando por aire la zona hacia donde marchaba la pequeña fuerza expedicionaria: 82 hombres.

Nada añado sobre la debilidad, el cansancio físico y el hambre de siete días. No hace falta dramatizar lo que obviamente fue dramático, pero soportable para hombres dispuestos a ser libres o mártires, como había sido prometido. (3)

En busca de un sueño: la gesta del #Granma

#FidelCastro #FAR #RevoluciónCubana

A su salida del Presidio Modelo en 1955, Fidel no encontró condiciones en el país para el despliegue de la lucha cívica. La dictadura imperante cerraba las puertas para el ejercicio de la oposición dentro del marco legal existente. Ante tales circunstancias, el líder del Movimiento Revolucionario 26 de Julio decidió partir hacia el exilio en México.

A la nación azteca llegó Fidel con el propósito de organizar un grupo expedicionario que desencadenara la lucha insurreccional en la Isla. En diálogo con las tradiciones legadas por la gesta mambisa y los turbulentos escenarios de la década crítica, apostó por la insurgencia de perfil guerrillero como objetivo a alcanzar.

Para lograr tal fin, las fuerzas del MR-26-7 nucleadas en México se consagraron a la recaudación de fondos para la compra de armas y avituallamientos, a la preparación militar de los combatientes que participarían en la empresa y a la búsqueda de la embarcación que debía garantizar el retorno a Cuba.

Los meses de exilio implicaron para Fidel y sus compañeros una etapa de combate político, pues tuvieron que enfrentar los intentos que se vertebraron en pos de desacreditarlos. Dentro de este período resultó especialmente riesgoso el episodio que llevó a un grupo de los futuros expedicionarios a prisión por el supuesto delito de contrabando.

A la necesidad de esclarecer la situación con las autoridades mexicanas se sumó el peligro de deportación que nacía de las presiones ejercidas por el gobierno de Batista. La acusación de comunistas funcionó como uno de los soportes que dio vida a la campaña que en tal sentido impulsó el tirano.

Dentro de la actividad desplegada en México por el MR-26-7 sobresalieron los contactos sostenidos con otras agrupaciones de la oposición antibatistiana. En dicha línea, destacaron los encuentros de Fidel con Flavio Bravo y Osvaldo Sánchez, ambos representantes del Partido Socialista Popular, y sobre todo la reunión celebrada –en agosto de 1956– con José Antonio Echeverría, máximo dirigente de la Federación Estudiantil Universitaria y del Directorio Revolucionario. De esta última emergió la llamada Carta de México, documento de vocación unitaria que expresaba la intención de las dos principales organizaciones de proyección insurgente de converger en los esfuerzos contra la dictadura.

La preparación del operativo que condujo al desembarco del núcleo guerrillero se desarrolló en dos frentes. En Cuba combatientes de la clandestinidad encabezados por Frank País crearon las condiciones para el arribo de los expedicionarios y su internamiento en la Sierra Maestra. A su vez, Fidel –auxiliado por el mexicano Antonio del Conte Pontones, el “Cuate”, – aceleró las gestiones para la compra de la embarcación imprescindible para la materializar el proyecto en desarrollo.

Las dificultades enfrentadas en el proceso condicionaron la aceptación de la oferta de apoyo realizada por el expresidente Carlos Prío. Esta ayuda, materializada tras el encuentro de Fidel con el político auténtico en Estados Unidos, posibilitó en definitiva la adquisición del yate Granma.

El 25 de noviembre salió el grupo expedicionario rumbo a Cuba. Ochenta y dos hombres se abarrotaban en una embarcación de recreo concebida para muchos menos tripulantes. Las condiciones de la travesía fueron especialmente adversas y hubo que enfrentar tanto los malestares inherentes a los marinos inexpertos como la caída al agua de un combatiente, el cual resultó rescatado como muestra de la decisión de no abandonar a su suerte a ningún compañero.

El día 30 de noviembre los expedicionarios conocieron del alzamiento en Santiago de Cuba encabezado por Frank País, acción con la que debía articularse el desembarco aún no consumado. Finalmente, la llegada a la Isla se produjo el 2 de diciembre por Los Cayuelos, punto que distaba del lugar definido para el arribo. El traslado a tierra firme fue muy difícil por las complejas condiciones del terreno, realidad esta que deterioró aún más el estado de los expedicionarios. La marcha durante las primeras jornadas en Cuba resultó lenta y trabajosa a partir de la ausencia de vituallas, el asedio de la aviación de la tiranía y el cierre del cerco tendido por el Ejército.

El desastre sobrevino el día 5, cuando los expedicionarios sostuvieron su primer enfrentamiento con las tropas batistianas en Alegría de Pío. Este combate constituyó una costosa derrota que dispersó al grupo guerrillero y trajo consigo la captura y el asesinato de varios combatientes. 

En pequeñas partidas, algunos de los que habían escapado de la cacería batistiana se encaminaron –como estaba planificado– hacia la Sierra Maestra, al tiempo que buscaban hacer contacto con otros combatientes. En este trance fueron auxiliados por campesinos como Guillermo García, “Mongo” García y Crecencio Pérez.

Este proceso vivió un hito el día 18 de diciembre, cuando el grupo encabezado por Fidel se reunió con la escuadra que comandaba Raúl. Unas jornadas más tarde se incorporó a la incipiente tropa Juan Almeida, al frente de otro pequeño grupo.

La rearticulación de la bisoña tropa rebelde, progresivamente fortalecida con la incorporación de campesinos, devino punto de partida para el despliegue de las primeras operaciones ofensivas, las cuales tuvieron lugar en enero de 1957. El camino hacia la conformación del Ejército Rebelde empezaba a modelarse.

La gesta del Granma destaca por derecho propio dentro de la epopeya libertaria de nuestro pueblo. Frente a gigantescos obstáculos, un grupo de hombres se erigió como paladín de la apuesta por una Cuba mejor. Arriesgaron y dieron su vida por un sueño, por un ideal. Estuvieron a la altura de la encrucijada por ellos mismos definida: libres o mártires. Cumplieron, sin duda alguna, con la palabra empeñada.