El sobrenatural #JoséMartí

Cuando para algunos parecía que el marxismo era hasta cuestión de moda, y que su triunfo estaba al doblar la esquina, era frecuente oír o leer ciertos modos de aquilatar realidades. Con esas miras se citaba el testimonio trasmitido por Julio Antonio Mella en 1926 en sus “Glosas al pensamiento de José Martí” (de fácil lectura en distintas ediciones de obras del autor y del volumen colectivo Siete enfoques marxistas sobre José Martí), al sostener que el Maestro “comprendió bien el papel de la República cuando dijo a uno de sus camaradas de lucha —[Carlos] Baliño— que era entonces socialista y que murió militando magníficamente en el Partido Comunista: “¿La Revolución? La Revolución no es la que vamos a iniciar en las maniguas, sino la que vamos a desarrollar en la República”.

Eran años en que también abundaba la afirmación de que el proyecto revolucionario de Martí era tan acertado que había merecido la aprobación de Baliño. Pero más atinado habría sido afirmar que el marxista en formación que era el honrado Baliño —a quien Martí estimó como “redondo de mente y de razón” (I, 298)—1 tuvo la lucidez de entender que debía sumarse al proyecto del Maestro y formar parte del Partido Revolucionario Cubano. Con eso no se mengua a Baliño: solamente se recuerda su condición de seguidor de Martí, como en 1925 lo fue de Mella, a quien acompañó en la fundación del primer partido marxista cubano, lo que también habla de grandeza.

En cuanto a la confesión de la cual solía hacerse depender la diferencia que Martí veía entre la necesaria independencia y la justicia social que Cuba también necesitaba, no procede restar ni un ápice de importancia al testimonio de Baliño recordado por Mella. Pero sería más contundente comprobar la mencionada distinción en la palabra del propio Martí, cuya visión —que de modo sistemático vinculaba lo local y lo universal— tampoco en ese tema se limitó a Cuba.

A propósito del crecimiento del Partido Revolucionario Cubano —que él había fundado el año anterior, y lo encabezaba—, el 14 de enero de 1893 publicó en Patria el artículo “Cuatro clubs nuevos”, donde afirmó: “Independencia es una cosa, y revolución otra”, juicio que ilustró con este ejemplo: “La independencia de los Estados Unidos vino con Washington; y la revolución cuando Lincoln” (II, 196).

No es ahora del caso abundar en ese proceso, pero al menos apúntese que con Abraham Lincoln se asocia la solución de un problema que se mantuvo desde George Washington y manchó la Constitución nacida de la independencia de las otrora Trece Colonias: la esclavitud. El discurso que Martí pronunció el 19 de diciembre de 1889, conocido con el título “Madre América”, evidencia que su pensamiento emancipador no lo satisfacía la solución vinculada con el quehacer de Lincoln, que consideraba grande, pero incompleta.

A Cuba y la independencia que a ella le urgía alcanzar las tenía presentes siempre, y con una perspectiva que, lejos de cerrarse en su tierra, se extendía a la tierra toda. Lo declaró en Versos sencillos, poemario publicado en 1891: “Con los pobres de la tierra/ Quiero yo mi suerte echar”, y tituló precisamente “Los pobres de la tierra” un medular artículo publicado en Patria el 24 de octubre de 1894 (III, 304-305).

Pese a lo mucho que habría costado y seguiría costando la lucha por la liberación nacional, en ese texto sostuvo categóricamente: “En un día solo no se hacen repúblicas; ni ha de lograr Cuba, con las simples batallas de la independencia, la victoria a que, en sus continuas renovaciones, y lucha perpetua entre el desinterés y la codicia y entre la libertad y la soberbia, no ha llegado aún, en la faz toda del mundo, el género humano”.

Aunque mucho faltaba por hacer en pos de la independencia de Cuba, la gran importancia de esa meta no hacía de ella el propósito mayor o final de Martí. En Patria del 14 de marzo de 1893, soñando ya con la emancipación de Cuba y de Puerto Rico, vaticinó que en ambas volvería a haber “hombres que mueran puramente, sin mancha de interés, en la defensa del derecho de los demás hombres” (II, 255).

Sobre el tema abundan en su obra textos que citar para no tener que basarse en otros autores, y mucho menos en testimonios orales. La selección de los ejemplos vistos al inicio podría considerarse tendenciosa ideológicamente. Pero es posible que haga ya no poco tiempo que a Baliño no se le recuerde tanto como merece, o que, por lo pronto, no se acuda a su palabra y a sus actos como se hacía en aquellos momentos aludidos.

Frente a ese hecho hay otro de signo diferente. Ya va para unos años que, al hablar de la singularidad de Martí y su capacidad de imantación, se busca el aval de José Lezama Lima, poeta exuberante y grandioso cuya palabra ciertamente merece que se repare en ella, y se le disfrute. Según lo transcrito acerca de un encuentro suyo con público, cuando alguien de los presentes le pidió que hablara acerca de Martí, respondió: “Ese es un tema que se nos escapa entre las manos como un pez aceitado: Martí es un misterio que nos acompaña”.

La imagen fue un acierto de Lezama, pero quedarse en su definición priva del gusto de apreciar que mucho antes de que él llamara así a Martí, ya en su obra citada Mella lo había asociado con el misterio, aunque hoy ese otro acierto parece citarse menos que el del autor de La cantidad hechizada. En ello no solo cabe considerar el encanto poético de este último, sino una dosis de desquite frente a los años en que su obra sufrió interdicción. Pero lo más importante podría hallarse en la coincidencia de dos figuras tan diversas como Mella y Lezama al identificar a Martí con lo que, por lo pronto poéticamente, podríamos llamar su desbordamiento sobrenatural.

En las citadas Glosas de 1926 donde recogió el testimonio de Baliño ya visto, Mella mencionó “el misterio del programa ultra-democrático del Partido Revolucionario, el milagro —así parece hoy— de la cooperación estrecha entre el elemento proletario de los talleres de la Florida y la burguesía nacional”. Y casi en las primeras líneas del mismo texto ya el militante comunista había sobrepasado esa observación, al confesar lo que sentía ante Martí: “Bien lejos de todo patriotismo, cuando hablo de José Martí, siento la misma emoción, el mismo temor, que se siente ante las cosas sobrenaturales. Bien lejos de todo patriotismo, digo, porque es la misma emoción que siento ante otras grandes figuras de otros pueblos”.

No se trata de sustituir pendularmente unas citas por otras, y a unos autores por otros, sino de asumir la herencia cultural de la manera más abarcadora posible, lo que refuerza su valor y su consistencia como alimento de los actos de entendimiento y transformación de la realidad. Es algo que procede hacer con la certeza de que lo que se cita o no se cita, y el modo como se hace lo uno o lo otro, no solo obedece a preferencias personales, sino también a tendencias y oscilaciones de épocas.

Hacer depender de un testimonio de Baliño recordado por Mella el alcance del pensamiento de Martí puede empobrecer —por lo real, posible o presuntamente tendencioso de la fuente— el entendimiento que ese alcance merece. De modo similar, reducir el vínculo de Martí con el misterio al estremecimiento expresado por Lezama Lima en un texto que tiene todas las trazas de reflejar su pensamiento y su palabra, aunque sea la versión, hecha por otras manos, de una intervención oral suya, podría generar, si no desconfianza, sí la idea —prejuiciada, pero no desdeñable— de que tal emoción era privativa de un poeta barroco y religioso.

Tal reduccionismo rueda por tierra al conocer cómo veía a Martí un combatiente revolucionario, marxista, aunque, por lo que podría tener de esquemática, esta clasificación no haga justicia a la compleja riqueza de la realidad. Ni a los vínculos generacionales que con el ejemplo de Mella tuvo un Lezama que recordaba con orgullo su propia participación en la manifestación estudiantil del 30 de septiembre de 1930, en la que Rafael Trejo, un joven de la estirpe de Mella, fue mortalmente herido por la represión policial.

Que tanto Mella como Lezama tuvieran de Martí la visión que los honró a ellos mismos, habla de la extraordinaria grandeza del compatriota de talla universal a quien ambos admiraron, y que no cabía en congregaciones. Pero los dos autores mencionados no han sido ni serán los únicos en apreciar esa grandeza y sus resplandores asociables con el misterio.

Roberto Fernández Retamar, quien conoció a Ezequiel Martínez Estrada no solamente a partir de su colosal obra escrita, que él estudió, sino en fuertes vínculos profesionales y de amistad, le gustaba recordar —se lo oyó más de una vez en diálogos con él quien escribe estas notas— algo que el sabio argentino, también estudioso de Martí, confesaba: luego de pensar en Martí y su singularidad, de meditar sobre su poder de irradiación espiritual, su extraordinaria estatura intelectual, humana, no se sentía seguro de que el autor de Versos libres no fuera un dios.

La coincidencia de tres pensadores diversos como Mella, Lezama y Martínez Estrada al identificar a Martí con lo que, resumiendo, podríamos llamar, más que sobrenatural o misterioso, sagrado, sugiere rozar al menos algunas tendencias opuestas. De un lado tendríamos la posición que, más que atea, podríamos calificar de ateocrática, y que tanto daño ha hecho a fuerzas de izquierdas que han reducido sectariamente la interpretación científica del mundo y la historia al ateísmo, asumido en extremos empobrecedores como la chatura espiritual.

Curiosamente, cuando esa confusión se desvanecía, o perdía credibilidad y partidarios, del bando opuesto a las luchas revolucionarias surgió la negación de lo sagrado. Sin ahondar mucho en el tema, esa fue una de las “aportaciones” de la llamada posmodernidad, uno de los malabarismos cognitivos o verbales azuzados desde universidades de los Estados Unidos. Sí, la nación que Martí llamó “la Roma americana” (III, 142), y a la cual actualmente Europa se somete de modo cada vez más peligroso y patético.

Al tiempo que devaluaban lo sagrado, los nuevos cánones propalados en especial desde instituciones estadounidenses proponían que la historia no pasaba de ser un relato, mero simulacro, sucesión de máscaras. De ahí a la pésima caricatura hegeliana según la cual la historia no habría terminado en tiempos del gran filósofo alemán, sino con la implantación de un pretenso “pensamiento único” —el imperialista, huelga decir—, no habría ni siquiera un paso. No recuerda ahora quien esto escribe el nombre del economista estadounidense que hace unas décadas dictaminó que la guerra entre ricos y pobres había terminado, porque “la habían perdido los pobres”.

No es una simple maniobra verbal, y mucho menos un acto inocente, la ofensiva ideológica que hoy, con más fuerza aún, intenta mantener uncida y opiada a la humanidad, con negocios de farándula y fútbol, entre otras maniobras. Consciente o inconscientemente, los promotores de tal ofensiva tienen ante sí un hecho: no es la historia, sino su hegemonía imperialista, la que está abocada a su final, aunque todavía no se pueda calcular el tiempo que le queda al imperio para disfrutar los dividendos acumulados durante siglos. Ni el daño que con sus estertores aún puede seguir haciéndole al mundo en los extremos de un desequilibrio que Martí quiso impedir a tiempo.

Privarnos de lo sagrado y de la voluntad de transformar el mundo nos dejaría sin el legado de héroes como el propio Martí, quien no se resignó a dictámenes positivistas y pragmáticos sobre lo posible. Lejos de esa actitud, echó su suerte con los pobres de la tierra en la lucha que asumía con el ideal que le expuso a su colaborador Juan Gualberto Gómez cuando, en enero de 1895, autoridades estadounidenses habían hecho naufragar —en el puerto floridano de Fernandina— el factor sorpresa con que él había concebido el inicio de la contienda independentista y antimperialista.

Pese al revés que aquel golpe significaba, Martí no vaciló en seguir dando los pasos necesarios y desatar en Cuba la guerra que sabía necesaria para mantener viva la posibilidad de independizarla del colonialismo español y de la ofensiva imperialista estadounidense. A Juan Gualberto, su ejemplar enlace con las fuerzas mambisas en la Isla, le escribió en medio de la angustia: “Conquistaremos toda la justicia” (IV, 46).

Esa aspiración puede parecer una convocatoria mística o un reclamo sobrenatural en medio del marasmo y el desconcierto fabricados en el mundo por los medios imperiales de la actualidad. Pero es la mayor fuerza real a la que pueden abrazarse quienes aspiren a sacar a la especie humana del sometimiento y el peligro de extinción a que intentan condenarla las fuerzas aún dominantes —¡y de qué terrible modo!— en el planeta.

Frente al gran desafío sigue en pie la mezcla de realismo y espiritualidad de quien, en 1887, expresó esta convicción: “Ya no cabe en los templos, ni en estos ni en aquellos, el hombre crecido”, y en el poema IV de Versos sencillos, libro impreso en 1891, escribió: “¡Díganle al obispo ciego,/ Al viejo obispo de España/ Que venga, que venga luego,/ A mi templo, a la montaña!”.

Quien habría de caer entre montañas en la lucha armada por la independencia de su patria —meta que él asumía con horizontes de humanidad— fue una fuerza revolucionaria unificadora, y en la estrofa final de ese poemario expresó: “¡Verso, nos hablan de un Dios/ Adonde van los difuntos:/ Verso, o nos condenan juntos,/ 0 nos salvamos los dos!”.

No es cuestión de identificar a Martí con lo sobrenatural entendido como fuerza divina, pero sí con esa concentración telúrica que llega a lo extraordinario, a lo grandioso, a lo que está por encima de lo natural como norma o medida común. No es fortuito el afán de fuerzas opuestas a él que han intentado falsificarlo, neutralizarlo, infamarlo incluso. Pero sigue en pie el ejemplo del combatiente revolucionario que en el poema XXVI de Versos sencillos escribió: “Cuando al peso de la cruz/ El hombre morir resuelve,/ Sale a hacer bien, lo hace, y vuelve/ Como de un baño de luz”.

El 25 de marzo de 1895, en su recorrido por tierras caribeñas hacia Cuba para incorporarse a la guerra en cuya preparación él había sido decisivo, y en la que cayó combatiendo menos de dos meses después, reclamó: “Ahora hay que dar respeto y sentido humano y amable, al sacrificio”.

Al decir de Cintio Vitier, “los marxistas y los cristianos —católicos y protestantes— no podemos estar de acuerdo totalmente con Martí en materia religiosa: los marxistas, porque Martí no fue ateo ni materialista; los cristianos, porque no creyó en la revelación única de Dios a través de sus profetas y de su Hijo encarnado, con todas las consecuencias que esto supone” (Anuario del Centro de Estudios Martianos, No. 11, 1988, p. 235).

Pero vale apuntar que el héroe de Dos Ríos asumió el legado ético asociado a Cristo, y lo sintetizó en esta definición: “Cristiano, pura y simplemente cristiano.—Observancia rígida de la moral,—mejoramiento mío, ansia por el mejoramiento de todos, vida por el bien, mi sangre por la sangre de los demás”. Eso remite a la carta conocida como su testamento literario, donde se lee: “En la cruz murió el hombre en un día: pero se ha de aprender a morir en la cruz todos los días”.

Solo agreguemos que no expresaba con ello el irresponsable afán suicida que algunos han querido atribuirle. Era vital, y amaba la vida. Su primer juramento revolucionario se lo hizo en la niñez, y lo recordó años después en otro poema de Versos sencillos, el XXX: “Lavar con su vida” —con toda su vida, no solo con su sangre, como a veces se ha mal citado— el crimen de la esclavitud, que ya entonces no era la de antiguo cuño, sino la que se extendía, en nuevas circunstancias, como “la gran pena del mundo”.

Participó #Díaz-Canel en labores productivas en homenaje al natalicio de #JoséMartí

#Homenaje   #Cuba  #HéroeNacional   #Apóstol   #Agricultura

El primer secretario del Partido y presidente de la República, Miguel Díaz-Canel, se sumó, este domingo, en La Habana a la jornada de labores productivas celebrada en todo el país, con motivo del aniversario 171 del natalicio del Héroe Nacional, José Martí.

Según destacó la cuenta en X de la Presidencia de la República, el mandatario participó en la jornada productiva —acompañado del secretario de Organización del PCC, Roberto Morales Ojeda— luego de realizar visitas a cinco municipios d el país durante esta semana y asistir la víspera a la tradicional marcha de las Antorchas.

Después del trabajo en el deshierbe de plátano, la siembra de boniato, la recogida de viandas y hortalizas, los jóvenes integrantes de la Unión de Jóvenes Comunistas y trabajadores del Comité Central del Partido, se reunieron con la máxima dirección de la organización política.

Cuba celebra este domingo una jornada especial de homenaje al Héroe Nacional José Martí (1853-1895), en ocasión de conmemorarse el aniversario 171 de su natalicio, por tal razón, instituciones culturales, centros de trabajo, escuelas, organizaciones juveniles en todo el país desarrollan iniciativas para fomentar y difundir su legado.

En horas de la mañana se depositó en la necrópolis patrimonial Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba, donde se resguardan los restos mortales del Héroe Nacional, ofrendas florales en nombre del líder de la Revolución cubana, Raúl Castro, del presidente Miguel Díaz-Canel, del Consejo de Estado y de Ministros, y del pueblo cubano.

Fue Martí un cubano de proyección universal que rebasó las fronteras de su época y se convirtió en el más grande pensador político hispanoamericano del siglo XIX.

Rememoran en #Venezuela 143 años del arribo de #JoséMartí a La Guaira

Venezolanos y cubanos rememorarán hoy la ruta seguida por José Martí cuando llegó a La Guaira hace 143 años, para de allí atravesar escarpados senderos y rendir homenaje a Simón Bolívar, sin quitarse el polvo del camino.

La caminata incluye el trayecto por la ruta de Los Libertadores, por El Paso y La Venta, hasta llegar al monolito erigido a ambos próceres de la independencia latinoamericana y donde los participantes colocarán rosas en tributo a los dos héroes.

El coordinador nacional del Movimiento de Amistad Mutua entre los dos países, Yhonny García, explicó que el homenaje arrancará a las 07:00, hora local, y concluirá a las 16:00 con un acto en la Plaza Bolívar, donde se levanta el monumento ecuestre ante el cual el Apóstol cubano lloró el 21 de enero de 1881.

García declaró a Prensa Latina que la programación incluye salir desde el mismo sitio donde el Héroe Nacional cubano pisó al llegar a La Guaira, pues antes, el 19 de enero de 1881, había desembarcado por Puerto Cabello, estado de Carabobo, en el centro norte del país.

Al día siguiente, en la noche, embarcó y al amanecer del 21 llegó al puerto guaireño para salir al encuentro de El Libertador.

La jornada incluye también la presentación de una obra de teatro a cargo del maestro Luis Leiva, e intervenciones del embajador de La Habana en Caracas, Dagoberto Rodríguez, el cronista Jesús Cumare y del gobernador del estado de La Guaira, José Alejandro Terán.

Organizaron este homenaje el Movimiento de Amistad y Solidaridad Mutua Venezuela Cuba, en articulación con el gobierno nacional, estadual, la embajada de la isla aquí e instituciones y organizaciones locales.

El pasado 21 de enero jóvenes venezolanos y cubanos, con banderas de ambas naciones, rememoraron la llegada de Martí a estas tierras y entre las actividades recorrieron los senderos de la zona montañosa del Waraira Repano.

En un artículo publicado ese día por Prensa Presidencial, el Gobierno bolivariano recordó el aniversario 143 de la llegada del Héroe Nacional de Cuba a la capital venezolana.

Señaló el material periodístico que el ilustre cubano fue “un genuino admirador” del Libertador Simón Bolívar y arribó a Caracas con la firme convicción de establecer relaciones de apoyo para la causa de liberación de su país.

El texto señaló que durante su estadía en tierras bolivarianas, Martí participó en actividades políticas, intelectuales y literarias, además de impartir clases de literatura y gramática francesa, ya que “se caracterizó como un destacado precursor del Modernismo literario hispanoamericano”.

La nota recordó la admiración y amor del poeta por Venezuela, su respeto por el pueblo de Bolívar y su disposición a hacer por ella lo que fuera, en su carta al venezolano Fausto Teodoro de Aldrey, dijo: “Deme Venezuela en qué servirla: ella tiene en mí un hijo”.

¡Médicos cubanos a #Italia! Caravanas el 28 de enero. Puentes de amor

#Salud  #ColaboraciónMédica  #Caravana   #JoseMarti

#PuentesdeAmor.- ¡Lo último! ¡Médicos cubanos a Italia! ¡Caravana internacional por el fin del bloqueo y porque se saque a Cuba de la lista terrorista! ¡El domingo, 28 de enero de 2024! ¡En cualquier lugar del mundo! ¡Todos a participar! Celebrando el natalicio de nuestro Martí. #PuentesDeAmor #JuntosXCuba con #BuenaFe


La Columna es un espacio libre de opinión personal de autoras y autores amigos de Cuba, que no representa necesariamente la línea editorial de Cubainformación.

Prosigue en #CostaRica homenaje a #HéroeNacional de #Cuba, #JoséMartí

#Homenaje #Natalicio #Apóstol

 La celebración del aniversario 170 del natalicio del Héroe Nacional de Cuba, José Martí, prosigue hoy en Costa Rica con la colocación de una ofrenda floral y una conferencia magistral en la Asamblea Legislativa.

Las flores serán colocadas en el busto de Martí en el capitalino Parque Nacional y la conferencia magistral, Vigencia del pensamiento de José Martí en la hora actual de América Latina y el Caribe, será impartida por el exministro de Cultura, Juventud y Deportes Arnoldo Mora, en el Salón de expresidentes de la Asamblea Legislativa.

Desde el jueves de la semana anterior comenzaron en Costa Rica las actividades por el natalicio del Apóstol de la Independencia de Cuba de España, quien dejó una profunda huella en este país, el cual visitó dos veces, en 1893 y 1894, durante la organización de la Guerra de 1895.

Al comparecer ese día en el programa radial Sembrando, del Partido Frente Amplio, el embajador de Cuba en esta nación centroamericana, Jorge Rodríguez, llamó a estudiar la obra del prócer cubano, interpretarla y tratar de ser consecuente con su pensamiento humanista, porque así seremos mejores hombres y mujeres.

Además exhortó a los oyentes a estudiar la obra y el pensamiento martiano e, incluso, leer lo que grandes intelectuales costarricenses han escrito sobre el Apóstol de la Independencia de Cuba.

Al exaltar la vida y obra de Martí, nacido el 28 de enero de 1853 en La Habana, el diplomático cubano sostuvo que sin haber participado en la primera parte de la guerra por la libertad de la isla de España, entre 1868 y 1878, por su corta edad, él se convierte en el líder indiscutible de la segunda etapa de esa contienda (1895).

Durante la colocación de ofrendas florales ante el busto de Martí en el parque que lleva su nombre en Orotina, provincia de Alajuela, el segundo vicealcalde Luis Valverde dijo que cada año la vida les da la oportunidad de venir a este lugar para saborear y palpar el legado martiano que tenemos en nuestra identidad.

Por su parte, el alcalde de Orotina, Benjamín Rodríguez, destacó que «para nosotros, los orotinenses, José Martí es ese fruto cubano exótico que llega a nuestra tierra a dejar huella, esparcir su carisma y mejorar a aquellos con quienes compartió, cambiándoles el pensamiento y la forma de servir», exaltó. Este sábado la Asociación Cultural de Cubanos Residentes en Costa Rica Antonio Maceo rindió tributo a Martí en la embajada de Cuba en esta nación centroamericana, en la cual el vicepresidente de la agrupación, Osiel Fernández, exaltó la figura del más universal de los cubanos y mencionó algunas de sus frases y poemas.

Durante la actividad, la pintora cubana Lidia Verónica Echenagusia, residente en Costa Rica, entregó el cuadro Homenaje, un tributo a Martí y con el cual cumple el compromiso asumido en octubre pasado de dedicarle una obra al Apóstol de la Independencia de Cuba de España.

Fin de semana de #Caravanas y eventos por el fin del #Bloqueo y honrando a #Martí

#PuentesdeAmor.- Este fin de semana, se realizarán, en #Miami y en diferentes ciudades el mundo, eventos y caravanas por el fin del bloqueo y honrando la memoria de nuestro apóstol José Martí. ¡New York, Toronto, Vancouver, Miami y otras! Desde aquí, invitamos a todos a que sean parte de esta celebración. Si no hay eventos en su ciudad, sea usted el evento o la caravana. #PunetesDeAmor #MejorSinBloqueo #JuntosXCuba con #BuenaFe

Nueva exposición El Martí de Todos en sitio cubano en #Internet

#JoseMartí #HéroeNacionaldeCuba #Apóstol #Natalicio

 La exposición virtual El Martí de Todos, se inaugurará hoy en Internet, en homenaje al aniversario 170 del natalicio del Héroe Nacional de Cuba, José Martí, figura trascendental en la independencia de la isla antillana.

La muestra presentará la obra de más de 18 artistas cubanos, entre los que destacan Yoylán Cabrales, Vladimir Cabrera, Evelyn Carnot, Ernesto Castiñeira, Adrián Espinosa, Giselle Fernández, Enrique González, Peter Hubler, Andy Marrero, Ailyn Martínez, Maribel Peréz, José Querol, Frank Rodríguez, Márgel Sánchez, Enrique Smith y Marila Sarduy.

Bajo la curadoría del historiador de arte Alain Cabrera, en la exhibición organizada por el Ministerio de Cultural de Cuba y el Consejo Nacional de Artes Plásticas también participarán los artistas Kamyl Bullaudy, Lorenzo Santos y Gerardo de la Llera y se mostrará desde en el sitio digital http://expomarti.cult.cu/index.php?page=m_home_page.public.home_page.

Igualmente, en la jornada de este viernes se inaugurará la exposición colectiva Martí, el Oro de la Edad en la galería Collage Habana, de esta capital, para acercar la imagen del también poeta y escritor a través de una visión contemporánea y estéticas diversas.

La muestra que abrirá las puertas a las 17:00, hora local, presentará la obra de más de 15 artistas cubanos, entre ellos Aluan Argüelles, Alicia Leal, Juan Alcayde, Manuel Almenares, Lancelot Alonso, Liesther Amador, Yasiel Elizagaray, Rolo Fernádez, Yudel Francisco, Denis Izquierdo, Manuel López, Jóse Oliva, Adrián Socorro, Reineiro Tamayo y Wendy Pérez.

De acuerdo con los estudiosos, Martí fue un excelente político, aglutinador de multitudes, orador, periodista, educador, diplomático, poeta, y hombre de letras y de ciencias.

“Encuentro en homenaje al 170 aniversario del #Natalicio de #JoséMartí”: #Barcelona, sábado 28 de enero

El próximo sábado 28 de enero, a las 10 horas, convocada por la Asociación de Cubanos en Cataluña José Martí, se realizará una ofrenda floral en el recinto interior de Fabra i Coats San Andreu, Barcelona.

La Casita de #Martí, sitio venerado de #Cuba

#CasaNataldeJoséMartí #CasadePaula #HéroeNacionaldeCuba

Museo Casa Natal de José Martí

La Habana (Prensa Latina) La casa natal del Héroe Nacional de Cuba, José Martí, es una de las residencias del prócer que aún existen, de ahí su relevancia para el acercamiento de las nuevas generaciones a esta figura excepcional.

    Estudiantes de Periodismo

    Así lo valoró Ramón Guerra, museólogo de esa edificación ubicada en La Habana Vieja, quien en diálogo con Prensa Latina afirmó que el Apóstol de la independencia vivió poniendo siempre a la isla y su libertad de la metrópoli española como lo primero y más importante, sin importar las circunstancias personales.

    “Martí era un hombre económicamente pobre, pero en lo que a talento se refiere tenía una riqueza incomparable, fruto del deseo de sus padres de que fuera una persona con estudios”, manifestó Guerra.

    PRIMEROS PASOS

    Don Mariano Martí y doña Leonor Pérez se casaron en 1852, y al año siguiente nació José Julián Martí Pérez; era una familia muy humilde que vivía en los dos cuartos superiores de lo que actualmente se conoce como Museo Casa Natal, relató el especialista.

    “En la casa también vivía el matrimonio constituido por la hermana de doña Leonor y el primo de don Mariano, junto con los hijos de la unión. Estas circunstancias crearon un ambiente muy hermoso para el desenvolvimiento de Martí, junto a sus primos y posteriormente sus hermanas”, comentó.

    A medida que la familia crecía y en dependencia de los trabajos del padre como celador de barrio, debieron mudarse a varios lugares en La Habana, principalmente en los actuales municipios de Habana Vieja y Centro Habana; de estas casas la única que se conserva es la que cumple función de museo en la calle de Paula.

    “Martí aprendió a leer y a escribir en colegios de barrio, luego cursó su sexto grado en una escuela en la calle Reina. La única foto que existe del héroe cuando era niño fue tomada en este colegio”, apuntó Guerra.

    Al culminar el sexto grado, su madre logró que entrara en la escuela de Rafael María de Mendive, quien vio tanto potencial y talento en Martí que le pagó sus estudios de segunda enseñanza, a pesar de los deseos del padre de que el joven apoyara en la economía familiar.

    MADURACIÓN POLÍTICA

    Con el inicio de la guerra en 1868, se caldearon los ánimos en la capital. Para entonces Martí apoyaba a los laborantes, nombre dado a los conspiradores contra el régimen colonial español, con quienes estuvo en contacto pues pertenecían al ambiente en que se desenvolvía Mendive, el mentor.

    “De él aprendió que Cuba es la Patria y no la colonia de España, una idea que lo iba a impulsar durante toda su vida. Con apenas 15 años Martí hizo circular entre sus compañeros en el colegio de segunda enseñanza el poema 10 de octubre”, expresó el museólogo.

    Sus fuertes ideas independentistas lo llevaron a ser condenado a seis años de cárcel y trabajos forzados en las canteras de San Lázaro. Debido a los esfuerzos de los padres solo cumplió uno, fue enviado a la entonces Isla de Pinos y luego desterrado a España, donde logró terminar los estudios.

    Guerra contó que durante su tiempo allí tampoco se desvinculó de la política, y mientras transcurrió el golpe de Estado al rey y el posterior surgimiento de la primera república española, escribió el manuscrito La república española frente a la revolución cubana.

    “Martí todavía no era líder, pero desde ya mostraba todo su talento, aún no escribía en los grandes periódicos. Su salud tampoco era la mejor entre el clima de España y las heridas del presidio, hay días en que ni siquiera se podía levantar de la cama, además, su situación como exiliado político sin acceso a muchos recursos también le frenaba”, narró el estudioso.

    “Luego vino el tiempo de Martí en América Latina, aquí desarrolló su periodismo. Estuvo en países como Venezuela y Guatemala, donde dejó su impronta como escritor, pero al no ser de la raza vendible y oponerse a los deseos de los gobernantes, tuvo que abandonar”, relató.

    HISTORIA DE LA CASA DESPUÉS DE LA MUERTE DE MARTÍ

    El empeño del Héroe Nacional por ver libre a la nación caribeña lo llevó a fundar el Partido Revolucionario Cubano, organizar la llamada Guerra Necesaria y morir en combate en los campos de Cuba el 19 de mayo de 1895.

    Tras ese suceso y ya con la intervención militar norteamericana (1899-1901), los emigrados cubanos decidieron venir a la isla a colocar una tarja en la casa natal de Martí, para lo cual recaudaron dinero.

    «El 28 de enero de 1899 colocaron la tarja en la fachada y con ellos estuvo doña Leonor Pérez”, contó Guerra.

    «Un año después los emigrados volvieron a reunir dinero, esta vez para comprar la casa y decidieron darle las llaves a doña Leonor para que la habitara. Según el acuerdo, cuando ella muriese la casa pasaría a un grupo que pretendía utilizarla como un espacio para rendirle homenaje a Martí, preferentemente un museo», explicó.

    Sin embargo, la madre se vio en la necesidad de rentar la casa para lograr el sustento, hasta el fallecimiento en 1921, fecha para la cual la asociación encargada del manejo del inmueble estaba disuelta y, por tanto, los nuevos inquilinos continuaron habitándola sin pagar.

    La familia conocía la historia que acompañaba la casa, pero nunca fue su deseo lucrar a costa de ella, según las declaraciones que ofrecieron en una entrevista, en 1921. “No, nosotros no nos cogimos la casa, dejaron de cobrarla y bueno, simplemente vivíamos aquí”, dijeron entonces.

    «El inmueble sufrió transformaciones con los años, debido al avanzado estado de deterioro, como por ejemplo en la fachada o las subdivisiones construidas en el interior, desde la muerte de Leonor no existen fotografías del lugar», apuntó el especialista.

    Estos elementos complejizaron el rescate del valor histórico del inmueble, que ocurrió en 1921, cuando el periodista y masón Arturo R. de Carricarte consiguió la propiedad de la casa, tras tres años de trabajo.

    Gracias a su influencia consiguió encontrar los papeles del acuerdo de la Asociación, que dictaban: “Destinar la casa como un lugar para rendir homenaje a José Martí”.

    «Si bien el gobierno de turno apoyó la decisión de Carricarte, lo hizo solo de forma simbólica, por lo que el presupuesto para la recuperación de la apariencia original del inmueble salió del bolsillo del propio periodista y de diversas recaudaciones de fondos que se llevaron a cabo», amplió Guerra.

    Las obras comenzaron en 1921, cuando se logró gracias a las fotografías existentes, restaurar la fachada. El interior permaneció con la estructura modificada, pero en sentido general la casa se conservó bastante parecida a su estado original. El museo fue inaugurado en 1925.

    LA CASA DE MARTÍ COMO MUSEO

    «El museo abrió con una colección modesta. En la planta baja existía una colección dedicada principalmente al movimiento de lucha cubano y en las dos habitaciones de los altos se exhibían los pocos objetos que tenían de Martí», precisó el museólogo.

    Carricarte permaneció como director de la institución hasta su retiro en 1948, mismo año en que falleció. Posteriormente comenzó a ser dirigido por el Archivo Nacional, que era el encargado del presupuesto.

    Se mantuvo el auge y apoyo, e incluso existe la leyenda de que el líder estudiantil y comunista Julio Antonio Mella, y los estudiantes de su época, estuvieron muy unidos al proceso y colaboraron en el montaje y reconstrucción de la casa.

    «En 1953, con motivo del centenario del natalicio de José Martí y durante el gobierno de Fulgencio Batista (1952-1958), la casa volvió a ser reconstruida debido a su mal estado», comentó Guerra.

    Más tarde, ya luego del triunfo de la Revolución, fue necesaria una restauración capital del inmueble, pues la explosión del vapor La Coubre (4 de marzo de 1960) dañó la estructura de la casa y creó grietas.

    «Actualmente, la Casa Natal posee la mayor colección de objetos sobre Martí, donados por familiares y amigos del Héroe Nacional», significó el especialista.

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    El Héroe Nacional cubano expresó con contundencia la importancia de la lucha antimperialista como condición necesaria de cualquier proyecto emancipatorio de Nuestra América

    «Ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país, y por mi deber de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por Las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso», escribió José Martí.

    En el aniversario 170  de su natalicio en La Habana, recordamos el testamento político de nuestro Apóstol, escrito en carta inconclusa a su amigo Manuel Mercado, el 19 de mayo de 1895, pocas horas antes de caer en combate, en Dos Ríos, frente al colonialismo español en la llamada Guerra Necesaria (1895-1898), organizada por él, como máxima figura del Partido Revolucionario Cubano.

    Vale la pena profundizar en la fuerza de esta afirmación de Martí: «cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso», que se considera la síntesis de su profundo pensamiento antimperialista, presente en el ensayo Nuestra América, que se publicó el 1ro. de enero de 1891, en Nueva York, y el 30 de ese mes, en un periódico mexicano.

    Igualmente importante es profundizar en la ética revolucionaria que representó y representa, y en su concepto de revolución, independencia y Patria, tan vigentes en Cuba y que inspiraron el asalto al Cuartel Moncada, en 1953, y fueron retomados por nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en su concepto de Revolución.

    Nadie mejor que Martí para explicar estas ideas con sus propias palabras, escritas en diferentes momentos de su vida, que demuestran la vigencia de su pensamiento en el complejo entorno en que vivimos actualmente.

    Sin olvidar que el dinámico pensamiento antimperialista del Apóstol por muchos años permaneció opacado intencionalmente, pues no convenía a los fines del naciente imperio –tras intervenir en la guerra, prácticamente ganada por los mambises contra el colonialismo español– que un cubano de su estatura fuese el más firme combatiente frente a los primeros pasos de la expansión imperial de Estados Unidos.

    Solo tras el triunfo de la Revolución Cubana comienza a difundirse la obra del más universal de los cubanos por Latinoamérica y el Caribe, y a instalarse en el imaginario popular la idea de que el imperialismo es un enemigo irreconciliable e implacable de nuestros pueblos, por el afán de conquista y dominación de sus recursos.

    Martí expresó con contundencia la importancia de la lucha antimperialista como condición necesaria de cualquier proyecto emancipatorio de Nuestra América.

    La prematura visión del Apóstol no tuvo la oportunidad que, a comienzos del siglo XX, tuviera Vladimir Lenin, de llamar al imperio por su nombre, sobre bases científicas fundamentadas, y definir los rasgos que caracterizaban esa nueva fase del desarrollo capitalista.

    Sin embargo, los 15 años que vivió Martí en EE. UU., y sus estudios de la sociedad norteamericana, le permitieron percatarse, anticipadamente, del peligro que corrían las nacientes repúblicas americanas, y alertarlas de las intenciones de «los gigantes que llevan siete leguas en las botas y le pueden poner la bota encima».

    Llamaba Martí a que «¡los árboles se han de poner en fila, para que no pase el gigante de las siete leguas!».

    «Viví en el monstruo, y le conozco las entrañas», argumentó, con la fuerza del testigo que tuvo que residir en EE. UU. para preparar la guerra en Cuba.

    La intervención de tropas yanquis en la lucha que libraba, desde 1868, el pueblo cubano contra el colonialismo español, marcaría el nacimiento de un vigoroso sentimiento antimperialista, en correspondencia con los primeros pasos de esa expansión.

    CREAR ES LA PALABRA DE PASE DE ESTA GENERACIÓN

    «Es de supina ignorancia, y de ligereza infantil y punible, hablar de los Estados Unidos, y de las conquistas reales o aparentes de una comarca suya o grupo de ellas, como de una nación total e igual, de libertad unánime y de conquistas definitivas: semejantes Estados Unidos son una ilusión, o una superchería. De las covachas de Dakota, y la nación que por allá va alzándose, bárbara y viril, hay todo un mundo a las ciudades del este, arrellanadas, privilegiadas, encastadas, sensuales, injustas. Hay un mundo, con sus casas de cantería y libertad señorial, el norte de Schenectady a la estación zancuda y lúgubre del sur de Petersburg, del pueblo limpio e interesado del norte, a la tienda de holgazanes, sentados en el coro de barriles, de los pueblos coléricos, paupérrimos, descascarados, agrios, grises, del Sur. Lo que ha de observar el hombre honrado es precisamente que no sólo no han podido fundirse, en tres siglos de vida común, o uno de ocupación política, los elementos de origen y tendencia diversos con que se crearon los Estados Unidos, sino que la comunidad forzosa exacerba y acentúa sus diferencias primarias, y convierte la federación innatural en un estado, áspero, de violenta conquista», escribió Martí en el periódico Patria, en Nueva York, el 23 de marzo de 1894.

    «Independencia es una cosa, y revolución es otra», aclaraba Martí, diferenciando su concepto de lucha anticolonialista con su idea del futuro de Latinoamérica, y recordaba que «la política es el arte de inventar un recurso a cada nuevo recurso de los contrarios, de convertir los reveses en fortuna; de adecuarse al momento presente, sin que la adecuación cueste el sacrificio, o la merma del ideal que se persigue; de cejar para tomar empuje; de caer sobre el enemigo, antes de que tenga sus ejércitos en fila y su batalla preparada».

    «La razón es nuestro escudo» y debemos estar conscientes de que «un pueblo que entra en revolución no sale de ella hasta que no se extingue o la corona». En revolución, los métodos han de ser callados; y los fines, públicos», decía, convencido de que «el primer deber de un hombre de estos días, es ser un hombre de su tiempo».

    «Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra. No hay proa que taje una nube de ideas», y si sabemos que «de pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ¡Ganémosla a pensamiento!», recalcaba el Maestro.

    «Es la hora del recuento y de la marcha unida y hemos de andar, en cuadro apretado, como la plata en las raíces de Los Andes. La capacidad de ser héroe se mide por el respeto que se tributa a los que lo han sido», y «no yerra quien intenta componer un pueblo en la hora en que aún se lo puede; sino el que no lo intenta».

    «Mientras unos se preparan para deslumbrar, para dividir, para intrigar, para llevarse el tajo con el pico del águila ladrona, otros se disponen a merecer el comercio apetecido, con la honradez del trato y el respeto a la libertad ajena».

    El visionario Martí advertía el peligro de que las nacientes repúblicas, surgidas al fragor de la lucha, se pierdan por la incapacidad de dirigirlas y por utilizar formas y métodos que no se correspondan con las características de los pueblos a los cuales representan. Alertaba que «… la colonia continúa viviendo en la República», y proclamaba el principio de que nuestro vino es agrio, pero es nuestro vino y que, aunque se abran al mundo nuestras Repúblicas el tronco debía ser siempre el nuestro, no el extranjero.

    «El hombre que clama vale más que el que suplica (…) Y los derechos se toman, no se mendigan»… «Todo lo que divide a los hombres es un pecado contra la Humanidad. Hombre es más que blanco, más que mulato, más que negro. ¡Dígase Hombre y ya se han dicho todos los derechos! En los pueblos libres, el derecho ha de ser claro. En los pueblos dueños de sí mismos, el derecho ha de ser popular».

    Describe Martí, con dolor, la apariencia de la América, la imitación, el afán de riquezas como copia de una economía que no le corresponde, y llama entonces a crear.

    Critica las repúblicas que miran al Norte y quieren ponerse a tono con el consumismo, afirmando que «el lujo venenoso es enemigo de la libertad, pudre al hombre liviano y abre la puerta al extranjero».

    Frente a ello, destaca que «los jóvenes de América se ponen la camisa al codo, hunden las manos en la masa, y la levantan con la levadura de su sudor. Entienden que se imita demasiado, y que la salvación está en crear. Crear es la palabra de pase de esta generación».