– El Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP) convoca a todos sus seguidores en las redes sociales digitales y a las personas y organizaciones interesadas en la defensa de la paz y la soberanía de los pueblos, a la jornada virtual de denuncia por el «Día de Acción contra las bases militares de Estados Unidos y la OTAN» y por los 120 años de la Imposición de la base naval de Estados Unidos en Guantánamo, el próximo 23 de febrero a partir de las 9:00 am hora de Cuba.
Con esta iniciativa, nuestro Instituto se suma a la convocatoria del Consejo Mundial de la Paz que todos los años promueve la realización diferentes acciones a nivel mundial que expresen el fuerte rechazo internacional contra las bases militares en suelo extranjero.
Los cubanos participaremos de este llamado con una motivación especial, exigir la devolución del territorio cubano ilegalmente ocupado por la base naval estadounidense en Guantánamo, que este día arriba al 120 aniversario de la firma del convenio que oficializó su establecimiento, convirtiéndose así en la primera que el imperio estableció fuera de su territorio nacional. ¡Devuelvan Guantánamo a Cuba!
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Desde hace 120 años Estados Unidos mantiene ilegalmente una base naval en la provincia cubana de Guantánamo, instalada tras la rúbrica de un tratado bilateral de arriendo, un día como hoy de 1903.
Mucho antes de esa fecha, incluso del comienzo de las luchas independentistas contra el dominio español en la isla, ya los padres fundadores de la nación norteña advertían las enormes posibilidades del oriental territorio antillano, situado a mil kilómetros de La Habana.
En declaraciones a Prensa Latina, René González Barrios, director del Centro Fidel Castro Ruz, explicó que esa ambición radicaba en la posición estratégica y geopolítica de su bahía, que permite el dominio del tráfico marítimo por el sur del Caribe.
Ello, aseveró, evidencia cómo, tras la intervención norteamericana en la guerra entre las tropas cubanas y españolas, en 1898, el primer puerto ocupado por la marina estadounidense fue el de Guantánamo y, desde allí, organizaron la invasión a Puerto Rico y el ataque a Santiago de Cuba.
Luego vino la introducción de la Enmienda Platt en la Constitución de 1901, bajo la amenaza de una posible continuidad de la ocupación militar de Washington, “nos limitaron la soberanía, surgió una República y un estado proyector que asumió la intrusión en la isla como un derecho”.
En consonancia con el artículo VII de ese apéndice incluido en la Carta Magna, Cuba y Estados Unidos suscribieron el Tratado de Arriendo de Bases Navales y Carboneras en 1903 que permitía, inicialmente, el establecimiento de cuatro enclaves: Guantánamo, Cienfuegos, Bahía de Nipe y Bahía Honda.
La Base Naval de Guantánamo comenzó sus operaciones en diciembre de 1903 y, a juicio del también expresidente del Instituto de Historia de Cuba, resultó, en la primera mitad del siglo XX, el escenario de entrenamiento y preparación de la flota norteamericana. Este destino, constituyó “la punta de lanza para las invasiones al resto de los países del área, desde allí salió parte importante de los buques estadounidenses que incursionaron en México, en 1914; Haití, República Dominicana, Nicaragua y Guatemala”.
La instalación resultó, por tanto, “un foco de tensión continental” y trampolín militar y de ensayo para las agresiones promovidas desde la Casa Blanca contra América Latina y el Caribe; sumado a otras consecuencias negativas como la deformación social.
“Los marines y las tropas acantonadas en la base requerían, por sus propias leyes inescrupulosas, el establecimiento de lugares de recreación que, en esta región oriental, fueron los burdeles. Guantánamo, Caimanera y Boquerón constituyeron zonas de tolerancia”, expresó el experto.
Surgieron numerosos bares y prostíbulos; en paralelo, el desarrollo económico del área respondía al aseguramiento de los soldados y, por ejemplo, el acueducto de Yateritas solo abastecía de agua a la base, mientras el pueblo de Caimanera carecía del vital líquido.
Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), según testimonios de la época, el puerto de Guantánamo fue el segundo más importante para la marina norteamericana en el mundo, después del de Nueva York, por el tráfico militar y la presencia de efectivos.
Tras el triunfo de la Revolución en Cuba, el 1 de enero de 1959, cambió el matiz de las agresiones—que ya acontecían en las inmediaciones de la base— y comenzó una campaña de hostilidad y provocaciones hacia los milicianos y luego contra la Brigada de la Frontera, constituida en 1961.
“Comenzaron con disparos desde el territorio ilegalmente ocupado hacia las postas cubanas, asesinaron a los soldados de la isla y lanzaron campañas de desinformación para culpabilizar a los militares de la nación caribeña”, aseguró González Barrios.
Luego del fracaso de Playa Girón, en abril de 1961, idearon, mediante la Operación Mangosta, pretextos de invasión, a partir, por ejemplo, del derribo de un avión con estudiantes estadounidenses, el hundimiento de un buque o una autoagresión con morteros.
“Hoy las relaciones con las autoridades de la base son diferentes, basadas en el respeto. Pero, mientras exista el imperialismo y la ocupación de ese territorio, está latente la posibilidad de justificar un ataque o intervención militar norteamericana en Cuba”, concluyó el experto.
El 16 de febrero de 1903 el Gobierno de Estrada Palma cedió, para la Base Naval en Guantánamo, un área de 117,6 kilómetros cuadrados del territorio nacional, que permanece ocupada desde entonces, en contra de la voluntad del pueblo cubano
El 16 de febrero de 1903 el entonces presidente de Cuba, Tomás Estrada Palma, traicionó las ideas de José Martí y del Partido Revolucionario Cubano que ayudó a fundar, al firmar la cesión del territorio de Caimanera a Estados Unidos, para implantar una base naval contra la voluntad nacional.
De esa manera, hace 120 años, el Gobierno de Estrada Palma cedió, para la Base Naval en Guantánamo, un área de 117,6 kilómetros cuadrados del territorio nacional, que permanece ocupada desde entonces, en contra de la voluntad del pueblo cubano.
El injerencista Convenio para las Estaciones Carboneras y Navales surgió a partir de la imposición de una enmienda constitucional para Cuba, aprobada por el Congreso de ee. uu. y firmada por el Presidente William McKinley, en marzo de 1901, que se conoció como Enmienda Platt, mientras el territorio cubano estaba ocupado por el ejército de ese país.
La Enmienda Platt fue un apéndice de ocho artículos al proyecto de Ley de los Presupuestos del Ejército, aprobado por el Congreso de Estados Unidos e impuesto a la primera Constitución de la República de Cuba, elaborada por la Asamblea Constituyente de 1901, bajo la amenaza de que, si no la aceptaba, Cuba seguiría ocupada militarmente.
El Artículo VII de esta Enmienda establecía la cesión de porciones de suelo cubano para ubicar estaciones navales norteamericanas «para poner en condiciones a los Estados Unidos de mantener la Independencia de Cuba y proteger al pueblo de la misma, así como para su propia defensa».
Más insultante aún era el Artículo III, que «concedía a Estados Unidos el derecho de intervenir militarmente en la Isla cuando peligraran (a su juicio) la vida, la propiedad o las libertades individuales».
Y advertía al Gobierno de Cuba que «los Estados Unidos pueden ejercer el derecho de intervenir para la conservación de la Independencia cubana, el mantenimiento de un Gobierno adecuado para la protección de vidas, propiedad y libertad individual y para cumplir las obligaciones que, con respecto a Cuba, han sido impuestas a los Estados Unidos por el tratado de París, y que deben ahora ser asumidas y cumplidas por el Gobierno de Cuba».
También, en su Artículo VI se aprovecharon del error geográfico en el Tratado de París de referirse a Cuba como una isla y no un archipiélago, para disponer que el status de Isla de Pinos (actual Isla de la Juventud) sería determinado en un futuro acuerdo con Estados Unidos.
Estrada Palma, luego de la muerte en combate de Martí, quedó como Delegado del Partido Revolucionario Cubano (PRC), y fue nombrado agente en el exterior de la República en Armas, en la Asamblea de Jimaguayú.
Permaneció en Estados Unidos hasta mucho después de ocupada la Isla por el ejército norteamericano. En este periodo, una de sus pocas acciones públicas fue la decisión unilateral, irresponsable e inconsulta de disolver el PRC, en diciembre de 1898, al considerar cumplidos los objetivos que dieron lugar a su creación.
En inteligencia abierta con los estadounidenses durante la ocupación, Estrada Palma le recomendó al General en Jefe Máximo Gómez la disolución inmediata y sin compensación monetaria del Ejército Libertador, y le dijo que sus gestiones para obtener el reconocimiento de los haberes de los militares ante el presidente McKinley habían resultado inútiles.
Sugería que los mambises se emplearan como obreros en los ingenios, solución para la cual estaba ya en trato con los hacendados de Cuba.
Máximo Gómez se negó rotundamente a disolver el Ejército mambí sin una compensación monetaria, y le respondió en una carta: «Razones de orden público, de alta política, de moralidad, me decidieron a oponerme y a seguir oponiéndome a que nuestros soldados, que tantas pruebas de abnegación han venido dando, regresen a sus hogares destruidos, a sus campos yermos, sin un centavo en el bolsillo (…)».
Con el visto bueno de Estados Unidos, Estrada Palma se convirtió en candidato a las primeras elecciones cubanas y las ganó, comicios en los cuales tuvo como único oponente al Mayor General del Ejército Libertador cubano y último presidente de la República en Armas, Bartolomé Masó, quien se retiró, finalmente, por falta de garantías electorales.
Tomás Estrada Palma fue presidente de la República de Cuba de 1902 a 1906, resultando electo en las primeras elecciones celebradas, bajo supervisión norteamericana. Gobernó con austeridad extrema, pero con absoluto servilismo hacia los intereses de la Casa Blanca yanqui.
Próximo a concluir su mandato, decidió aspirar a la reelección, para lo cual se valió de la fuerza del poder y del fraude, lo que motivó que los seguidores del opositor Partido Liberal se alzaran en armas. Cuando se percató de que la revuelta popular amenazaba con derrocarlo del poder, prefirió solicitar al Gobierno norteamericano la intervención militar. Poco después renunció a la Presidencia para facilitar la entrega de los destinos del país a EE. UU., que ocupó Cuba por segunda ocasión.
La devolución de los terrenos que ocupa la Base Naval de Estados Unidos en Guantánamo ha sido un reclamo permanente de la Revolución Cubana, desde 1959. Cuenta con el respaldo del pueblo cubano y de la comunidad internacional. Es una espina clavada en el corazón de la Patria.