Publicado por Alma
Como por arte de magia se ha querido resignificar el idioma, desde el poder, así por ejemplo la intervención armada es «ayuda humanitaria» y, en el caso del engendro legal Helms-Burton, el aplastamiento de un país se coloca bajo el «inocente» nombre de Ley de Libertad y Solidaridad con Cuba. Todo un proyecto acerca de un futuro distópico, con una república aún más irreal que la surgida en 1902.
Si los patriotas debieron aprobar el apéndice de la Enmienda Platt, bajo la amenaza de que la ocupación nunca terminaría y no se daría paso a la elección presidencial y el inicio de la tan anhelada independencia; ahora con la Helms- Burton el escenario, aunque similar, busca atar a Cuba para siempre. Las sanciones económicas, las demandas judiciales arbitrarias, así como la expulsión de los cubanos de sus propiedades, no cesarían hasta tanto la Casa Blanca no considere «todo en orden».
Y con ese orden se refieren a una «democracia» que no tendría el aval internacional, según los principios de Naciones Unidas, sino el sambenito caprichoso de la derecha cubanoamericana más recalcitrante, oportunista e hipócrita, dispuesta a lucrar con la sangre de una «Cuba transicional», luego de que durante 60 años vivieran del presupuesto erogado por sus amos norteamericanos.
Imagine usted el escenario, se encuentra sentado en la acera de su casa, o vuelve a su vivienda al culminar la jornada diaria, para encontrarse un sello en la puerta y varios extraños que se dicen cubanos «expropiados» y dueños del inmueble.