La historia no se repite, pero rima (Mark Twain, 1835-1910)
Los estrategas de la Casa Blanca y del Pentágono ya están perdiendo toda imaginación para acabar con el legado de Chávez. Su nuevo ‘invento’ desesperado, el Grupo de Lima, ha declarado, violando todas las leyes internacionales y en especial la Carta de la OEA, y sin tener un estatuto jurídico necesario, que el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, no podrá asistir a la VIII Cumbre de las Américas.
Mercedes Aráoz, la primera ministra del país anfitrión, Perú, advirtió, mostrando completa ignorancia en el tema de las relaciones internacionales, y en un intento de congraciarse con su gran patrón, Washington, que «Maduro no puede entrar ni al suelo ni cielo peruano… y si intenta ingresar mediante vuelo comercial al Perú, no se le permitirá entrar por Migraciones».
Donald Trump o bien su vicepresidente, Mike Pence, podrían asistir acompañados por el secretario de Estado, Rex Tillerson, a la reunión que se celebrará en Lima los días 13 y 14 de abril. Las autoridades estadounidenses tratan de evitar un posible enfrentamiento verbal con Nicolás Maduro durante la cumbre o un disgusto, porque saben que el presidente venezolano acusará a EEUU de intentar desestabilizar al país durante los últimos 19 años.
Maduro le podría echar en cara a Washington los zarpazos de los golpes de Estado, las guarimbas que dejaron solamente entre el 6 de abril de 2017 y el pasado 12 de febrero 173 víctimas fatales, sabotajes, asesinatos, el bloqueo económico y financiero, el paramilitarismo, las presiones diplomáticas, la guerra mediática usando ‘falsos positivos’, amenazas de medidas militares. Pondría también sobre la mesa la decisión del Grupo de Lima al declarar a Nicolás Maduro ‘persona non grata’ en la Cumbre de las Américas.