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Basado en un texto de Johana Tablada.- El Gobierno de EEUU planeó, de manera fría y calculada, la asfixia total de la economía de Cuba. Desde la aplicación por Trump de la política de “máxima presión”, endurecida durante la pandemia, el deterioro de las condiciones de vida del pueblo cubano es palpable
El Gobierno de EEUU planeó, de manera fría y calculada, la asfixia total de la economía de Cuba. Desde la aplicación por Trump de la política de “máxima presión”, endurecida durante la pandemia, el deterioro de las condiciones de vida del pueblo cubano es palpable.
Que, en una situación extrema de falta de recursos, el Gobierno de la Isla haya cometido errores, nadie lo duda. Pero la causa esencial de esta crisis es otra: el cerco impuesto por Washington, cuyo objetivo es la rendición del pueblo cubano para que, finalmente, se subleve contra su propio gobierno.
Sin embargo, una parte importante de ese pueblo ha optado por una vía menos deseable para la Casa Blanca: la emigración hacia EEUU. Son cientos de miles de personas y también son víctimas de la guerra.
Por supuesto, hay quienes exculpan al criminal y apuntan al Gobierno de La Habana. Lo que envalentona al agresor y estimula a quienes se oponen a levantar la asfixia, porque sienten “que funciona”.
Pero ¿quién ahuyenta las inversiones, impide las transferencias bancarias, destruye los ingresos para comprar medicinas, persigue los barcos con petróleo o prohíbe el turismo estadounidense? ¿Quién destruye miles de millones de dólares que dejan de entrar a la Isla, incluido a su sector privado?
No existe precedente de un cerco tan brutal y tan largo en el tiempo. Cuba es Numancia cercada y en guerra. Pero no está sola ni aislada. Y al final del túnel no solo habrá luz y esperanza. También habrá justicia.
Alma Cubanita 