Oportunistas al acecho

#Venezuela #InjerenciaNorteamericana

El oportunismo, como si fuese mala hierba, crece en la Casa Blanca. Así de retorcidas y venenosas, sacando provecho de los demás, son las intenciones del Gobierno estadounidense cuando de Venezuela se trata

En 2019 –con la complicidad del autoproclamado presidente interino, el títere Juan Guaidó– Washington bloqueó, mediante una Orden Ejecutiva, los bienes de la estatal petrolera pdvsa. Asimismo, la privó del control sobre su más grande filial en el exterior: Citgo Petroleum Corporation, que «casualmente» se encuentra en Estados Unidos.

Desde ese momento no han cesado las acciones ilegales en contra de la filial que, de manera «fortuita», es una de las más grandes del imperio del norte de América. El cenit de ese show extraterritorial es la comercialización de Citgo, cuyo calendario ha variado notablemente desde octubre de 2022.     

«Por obra del azar», cuando resta alrededor de un mes para que el pueblo de esta nación vaya a las urnas en busca de su presidente, la Corte de Delaware decidió aceptar, de manera secreta, ofertas para la venta.

El colmo es que tanto Venezuela como PDVSA han quedado excluidas de esa subasta forzosa, a la par que impedidas de ejercer su derecho legítimo de defensa.  

En estas acciones, le hizo el rejuego a EE. UU. «un grupo de delincuencia organizada autodenominado Asamblea Nacional de 2015, liderado por Juan Guaidó, Leopoldo López, Julio Borges y la casta de los apellidos del neofascismo venezolano».

Así lo dio a conocer el Gobierno Bolivariano a través de un comunicado oficial.

Es conocido que, antes de que Guaidó la entregase «en bandeja de plata», la recaudación de esa refinería era destinada, principalmente, a las operaciones de niños en el exterior. También se usaba para otras necesidades básicas del pueblo, como la alimentación.

Sin embargo, es irrisoria la cifra en que se ha puesto a la venta, dado que sus activos ascienden a unos 21 millones de dólares, declaró en el Parlamento venezolano el Presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez.    

Que EE. UU. intente saquear a Venezuela es una de las formas de agresión que el primer país usa en contra del otro. Despojarlo de esa empresa le asestaría un derechazo justo en el centro de la economía nacional, pues la relevancia de Citgo, para ambas naciones, es harto conocida.

Poner en marcha la venta «secreta», a solo días de las elecciones, es obligar al pueblo a decidir su futuro con la incertidumbre pisándole los talones. Este es, sin duda, otro intento de desestabilización en una de sus formas más sutiles, pero de marcas profundas.

Debemos reconocer que fue una estrategia planificada minuciosamente, y que han tenido la paciencia y el descaro palpable de esperar el momento oportuno para poner su bota imperialista sobre la Venezuela resiliente y soberana, a pesar de las sanciones.

No obstante, mientras Washington insiste en despalillar la refinería y sabotear los avances de Venezuela, el pueblo de Bolívar y Chávez se niega a reconocer la venta ilegal y expone, públicamente, que tratará de evitarla y que se reservará el ejercicio de acciones frente a cualquier empresa o individuo que participe en ese atropello.

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